Virginia Riezu

La de veces que habré escuchado a alguien decirme Pepe he visto tu galería de retratos y madre mía, es que tienes fotografiado a todo el mundo. Pues la verdad es que son muchos ya los que a estas alturas han pasado por delante de mi objetivo para una sesión fotográfica, y con los que he podido compartir un momento de trabajo, conversación y creatividad.

Cuando haces un retrato, cuando lo haces a conciencia, compartes algo más que un espacio y unas luces, compartes el momento vital con la persona a quien fotografías, y es ese tiempo el que bien gestionado consigue la complicidad y la sintonía necesarias para que el resultado sea único y no un gesto impostado o la copia de un gesto practicado ante el espejo o delante de las cámaras una y otra vez.

Para mi lo mas importante en los retratos pese a quien pueda pensar otra cosa, no es que sean mejores o peores en cuanto a la realización, no señor, lo que realmente me interesa es que tengan un sello personal, y que cuando alguien vea uno cualquiera de ellos pueda decir, ¡Ah si! Ese retrato es de Pepe Castro. Creo que ahí está el valor de una obra, en la exclusividad.

Pero me estoy yendo por las ramas. Decía que en más de una ocasión me han dicho eso de que tengo a todo el mundo fotografiado. Hay muchos, porque son muchos años ya haciendo retratos, pero ¿todo el mundo? Nada más lejos de la realidad.

Por suerte además de los ya consagrados personajes a los que he podido retratar, en su mayoría personas por quienes siento admiración y que en muchos casos han marcado alguna etapa de mi vida, todos los días aparecen talentos emergentes, luchadores nuevos en el escenario deportivo, artístico o cultural a los que me motiva enormemente conocer y tener el privilegio de fotografiar. Hace unos días me llegó la invitación para conocer y trabajar con Virginia Riezu, una mujer con mucho por contar y mucho talento, que por cierto “para ser mujer es bastante graciosa” Y para que nadie me tache de machista aclaro que esto no lo digo yo, sino que es el título de su show de stand up comedy que no debéis perderos, con el que está actuando y haciendo reír, ahora en Madrid. Es una invitación que no puedo rechazar y que de hecho no lo hago, en vista de lo cual ponemos fecha a nuestro encuentro tras una breve conversación telefónica.

Del momento del encuentro quiero contar que pese a que Virginia es una gran profesional de lo suyo, como guía o exploradora no tendría mucho futuro. Esto es una pequeña broma para poder confesaros que al llegar, en el tren de cercanías cuya parada queda a muy pocos metros del estudio, se perdió y tuve que ir en su busca y rescate, y eso a pesar de las claras explicaciones que alguien con tanta facilidad para la orientación como yo, le había dado por teléfono. ¡Vaya par de dos!

En fin, lo cierto es que finalmente nos encontramos y mientras caminamos en dirección al estudio confieso que lo primero que noto en ella es una palabra/ concepto que mi amigo Fernando Romay utiliza tanto, El Buenrollismo. Si, no sé por qué pero enseguida noto muy buen rollo con ella, y es la primera vez que nos vemos.

Esto promete, fotográficamente, claro. Ahora sí, estamos en el estudio que Juanjo, mi amigo fotógrafo y propietario de Kanau Foto está terminando de reorganizar, ya que ha tenido algún otro lío antes del mio.

Ahora me toca a mi preparar la iluminación para Virginia, que va a ser algo más frontal que de costumbre porque probablemente me voy a acercar bastante, y en este caso quiero sombras que den profundidad al rostro, pero muy suaves. En pocos minuto todo está listo. 

Durante la sesión, entre disparo y disparo mientras conversamos, he podido reconocer varios registros de Virginia que me gustan mucho, y aunque aún no lo tengo del todo claro, si estoy seguro de que no quiero utilizar el recurso de su facilidad para la actuación. Creo que ella tampoco busca eso en un retrato mio. Tras los primero disparos casi de calentamiento, pruebo a hacer unos pocos con una óptica algo más larga dejando un plano más abierto. Pero no, no termina de convencerme y enseguida vuelvo a la idea original del plano corto. 

Y acierto de pleno porque ahora aparece cautivadora, natural y me parece que irresistible con este simpático gesto enmarcado por su melena ondulada. Si, Lo tengo!

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