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Arturo Fernandez

Eterno galán de la pantalla y los escenarios, empezó en esto de la farándula casi sin quererlo tras llegar a Madrid desde su Gijón, sin saber muy bien que le depararía el destino. Tras una larga trayectoria profesional, ha demostrado cual era su destino y se ha colocado entre los mas grandes y mas queridos artistas de nuestro país.
Chatín, le llaman sus amigos, por la costumbre que tiene de utilizar continuamente este adjetivo. Es que soy muy malo para los nombres y así no fallo, me confiesa, cuando le pregunto el por qué?
Hemos quedado en el madrileño teatro Amaya. Él ha preferido que hiciéramos esta sesión en el mismo lugar donde está trabajando y solo una hora antes de salir a interpretar su papel en la obra «Los hombres no mienten»
Cuando llego al teatro, en la taquilla pregunto por Arturo, enseguida le avisan, pero en vez de dejarme pasar a su encuentro es él quien sale a recibirme y me acompaña hasta el escenario.
-Que te parece aquí? Pepe, es buen sitio, no? Si necesitas luz, podemos avisar para que pongan mas.
-Excelente, no, no necesito luz. Me lio con ello ya mismo.
El escenario está preparado para la obra, así que procuro no descolocar mucho, no vaya a ser que la lie. Solo muevo un poco un sofá que aprovecho para apoyar un fondo desplegable. No encuentro nada a mano que pueda utilizar para sujetar un reflector en el lugar que quiero ponerlo. Rebusco por detrás del escenario y encuentro una silla plegable que me va a servir de apoyo.
Arturo se ha quedado conmigo durante todo el proceso, aunque le he dicho que no hacia falta, que le avisaría cuando terminara.
Le preparo un asiento delante del fondo e ilumino el lugar con un solo flash. Todo listo Arturo
Se sienta y me confiesa lo poco que le gusta que le hagan fotografías. Yo le tranquilizo diciendo que solo quiero hablar con él, que no quiero que piense en como ponerse, que todo va a ir surgiendo de manera natural. Y eso hacemos, hablar.
Tengo la cámara en la mano, pero no la utilizo aún. Le voy preguntando algunas cosas que me interesan de su trayectoria y al cabo de unos minutos empiezo a hacer alguna toma. Esto va bién, así que sigo hablando mientras disparo de vez en cuando. Al cabo de unos minutos me deja una mirada muy «picara» y reconocible, que no dejo pasar… ClicK!

Maria Garralón

Creo que con Maria Garralón, debo hacer un nuevo hueco en el capítulo de mis entrañables. Si, estos actores, actrices, cuyos personajes forman de alguna manera parte de mi educación y de mi niñez.
Maria es una gran actriz, siempre lo ha sido, con una voz dulce, como su carácter, que enriquece al personaje y enamora al espectador. La hemos visto en famosas series de televisión recientes, mas recientemente aún en el teatro, pero para mi y para muchos otros de mi generación, el personaje que con mas cariño recordamos, inevitablemente, es la interpretación de Julia, en aquella mítica serie de los 80, «Verano Azul»
Voy a casa de Maria con una común amiga, Hevila, que es quien me la ha presentado. Hevila me ayuda hoy a cargar con algo de equipo para subir al piso donde ya nos espera en la puerta Maria. Entrando en el saloncito y mientras descargo, pregunto si no le importa que allí mismo prepare lo que necesito para la sesión.
-Claro, Pepe, donde quieras, me contesta. Queréis tomar algo?  Son las 5 de la tarde, por lo que nos apuntamos a un café y un té respectivamente. Maria desaparece unos minutos mientras yo charlando con Hevila termino de prepararlo todo.
Vuelve Maria con una bandeja donde además de la bebida caliente hay una caja de pastas que ya si que hacen que me desentienda del todo de las fotos y me dedique a la tertulia que se crea alrededor de todo aquello.
Después de casi una hora de cómoda charla, nos ponemos al fin a lo que hemos venido. Tengo todo listo hace rato así que solo necesito que Maria se siente, me mire y me cuente cosas, mientras yo disparo mi Hassel. Me gusta cuando el retratado mira con curiosidad a través del objetivo y ahora Maria lo hace. Su mano se acerca a los labios creando un punto fuerte en el encuadre y… ClicK!

Anthony Blake

Soy un gran aficionado a la magia. Hubo unos años en los que teniendo menos obligaciones que ahora, dediqué muchas horas a este precioso arte de enamorar los sentidos y desafiar a la lógica. Ahora, aunque no practique como antes, sigo siendo un gran espectador y admirador de los maestros, algunos de los cuales tengo el inmenso placer de conocer personalmente.
Dentro de este mundo mágico hay disciplinas varias, a cual mas complicada, y entre ellas está el misterioso arte del mentalismo del que Blake es, sin duda, su máximo representante en España; y aunque aqui no nos lo creamos, me atrevo a decir que uno de los mejores del mundo.
He conocido a Blake a través de otro grande, Jorge Blass, y le he convencido, bien es verdad que sin esfuerzo, para que forme parte de mis queridos retratados.
Quedamos para el previo a la sesión fotográfica alrededor de una buena mesa a la hora de comer. Esto es algo que me encanta, tanto por la gastronomía del restaurante de Cipri, como por el conocimiento que me procura del personaje y que nos prepara a ambos para la posterior tarea fotográfica. En este caso ademas de pasar un buen rato con la conversación, Blake me degusta con alguno de sus platos «mágicos» y me convierte en espectador privilegiado de algún numerito con cucharas y también adivinatorio con la calidad del maestro.
Ahora es mi turno de magia. Tras preparar el improvisado plató ajusto la iluminación ya con Blake delante, para darle el dramatismo que me sugiere la ocasión, y pocos minutos después estamos de lleno enfrascados en el trabajo.
La mirada de Blake es muy profunda, tiene fuerza y misterio, tiende una mano hacia la cámara, reencuadro para dejarla justo debajo de su rostro. Da la sensación de que la luz saliera proyectada de manera misteriosa y controlada desde la palma de su mano, iluminando lo justo, y entonces…  ClicK!!

Inma Chacón

Salvo lo que he oído sobre ella y sobre Dulce, sobre la novela La Princesa India y también sobre que fue finalista del premio Planeta 2011, no conozco a Inma. Solo tengo su teléfono y las referencias de sus amigas Gracia y Sole que me invitan a conocerla de cerca, y como no, a retratarla.
Llamo, no recuerdo que día ni a que hora, pero recuerdo un acento que al principio confundo, una voz amable y un tono paciente que tras contarle en pocas palabras por que la llamo, me contesta, Claro! Pepe, cuando quieras.
He quedado con Inma para comer. Una de las cosas que mas me gusta de mi trabajo como retratista y de trabajar con personas, es precisamente la oportunidad de que me dediquen aunque solo sea una vez, un poco de tiempo en sus vidas y poder cruzar directa e íntimamente unas palabras con ellos.
Me encanta estudiar sus gestos, escucharles y después dejarles plasmados en mi galería de momentos como yo creo que son. Aunque a veces me equivoque.
Hablamos largo rato de su carrera, por que yo le pregunto sobre ello. Ella me habla con franqueza y con una perenne y leve sonrisa en los labios. Me habla de su familia, de su niñez, su padre el poeta tempranamente desaparecido, la fortaleza de su madre y de su querida y cómplice Dulce.
Con cada uno de mis personajes, aprendo algo nuevo, pero sobre todo aprendo a escuchar y lo apasionante que puede ser la historia de cualquier persona cuando te la cuentan, aunque condensada, con sentimiento y cariño.
Tenemos los dos sendas citas para un poco mas tarde, así que, preparo mi equipo al terminar de comer sin entretenerme todo lo que me gustaría en la sobremesa.
Le he preparado una silla frente a mi, ya con luz medida y listo para empezar. Inma se sienta y se apoya sobre el respaldo. Ahora mientras disparo mi cámara soy yo el que habla. Inma escucha y observa con curiosidad. En su gesto dibuja aun esa leve sonrisa… perenne desde que la conozco hace unas horas.
Y una mirada tan dulce, como el nombre de su querida hermana.
Click!!

Gracia y Sole Olayo -Las Veneno-

Gracia y Sole son gemelas, actrices y humoristas con trayectorias artísticas individuales y extensas. Pero juntas… juntas son mas conocidas como «Las Veneno»
Ha sido a través de Enrique Villen, durante una conversación en Twitter he reconocido a Gracia y por supuesto que no he dejado escapar la ocasión. Enrique, dile a tu amiga que pose para mi, te importa?
Gracia al poco se ha unido a la conversación, recuerdo algo así como, «no sé que estáis tramando pero me apunto».
-Solo quiero hacerte un retrato Gracia, le digo.
-Vale! y por que no hacemos la foto con Sole, mi hermana gemela
-Claro! estaría genial.
Dicho y hecho, la cita queda marcada para unos días después, en su casa.
He dado unas cuantas vueltas alrededor de su casa, buscando donde dejar el coche, que no me pille muy lejos del portal ya que arrastro algunos bultos. He encontrado un parking cercano y llego al portal en el mismo momento que Gracia, que para poder saludarme con un beso, tiene que ayudarme liberandome de uno de los bultos.
Después de avisar por el telefonillo de nuestra llegada, subimos juntos en el ascensor y alli está Sole esperándonos con la puerta abierta.
Me invitan a pasar e instalarme en un luminoso salón con preciosas vistas sobre Madrid. Me parece bien, solo tengo que mover un poco una mesa y tengo el espacio perfecto para poder trabajar. Manos a la obra.
Es la hora del café por lo que durante el montaje también me invitan a uno y mientras, me cuentan divertidas anécdotas de la vida de gemelas y sus trampas. Incluso en el teatro; pero eso es ya de otra historia.
-Ya lo tengo, chicas. Estoy preparado!
-Como lo vamos a hacer Pepe? Como nos ponemos?
Coloco dos sillas juntas de manera que puedan sentarse y acercarse la una a la otra. Busco la complicidad de las gemelas y asi se lo hago saber.
Empiezo a disparar mientras cambian pose y gesto una y otra vez. Les pido que se junten aun mas, lo hacen y miran con mucha serenidad la una y picardía la otra, hacia mi objetivo.
Entonces… creo que… lo tengo.  Click!

Lluis Homar

Su rostro recuerda en cierto modo a los galanes del cine clásico americano. Su tono de voz amable y su forma de modular, es uno de los que mas me convencen cuando interpreta a quien sea el personaje que le toque. Para mi desde hace tiempo, un actor de referencia al que creo que el tiempo acabará convirtiéndole en uno de nuestros actores de culto. También un grato descubrimiento a nivel personal, excelente interlocutor y muy grata compañía.
Tengo que recogerle junto al metro de Tribunal, en el madrileño barrio de Chamberí, a ultima hora de la mañana. Desde allí nos vamos juntos a comer, para dedicar un tiempo a conocernos antes de la pactada sesión fotográfica.
Comemos, charlamos y congeniamos durante un par de horas. Tiempo mas que necesario para descubrir un poco mas del carisma y sensibilidad de este hombre, que me engancha y embelesa mientras habla. Me cuenta entre otras cosas, que quizás hoy no es su mejor día para una sesión de fotos, aunque muy atento conmigo, parece que algunos problemas personales le mantienen con la cabeza ocupada. Yo le agradezco la atención y el tiempo que me dedica, pero le aviso de que eso que me señala, en un buen retrato, aparece.
Lo sé, los he visto y me arriesgo Pepe, me contesta sonriente.
Durante todo este tiempo de conversación he estado pensando en como iluminar esa cara tan expresiva, tan cinematográfica. Decido utilizar una clásica iluminacion Paramounth o de mariposa, la misma que se solía utilizar en los retratos de las estrellas del cine de aquellos famosos estudios, de la que toma el nombre y que da mucho carácter al retrato. Sé que es una iluminación un tanto delicada, pero creo que me lo pide la ocasión.
Despues de comer necesito unos minutos para montar el escenario e iluminar, en un apartado del mismo restaurante, Lluis me acompaña durante el proceso, cuando lo tengo todo listo se sienta frente a mi y mira hacia el objetivo. Disparo mi cámara unas cuantas veces y al principio siento que me cuesta un poco llegar a donde yo quiero. Mientras seguimos conversando disparo unas cuantas veces mas, buscando la intensidad y la complicidad de su mirada. Veo como me mira y me parece notar que aunque está conmigo, también sigue algo absorto en sus pensamientos.
Un retrato es un pedacito de la realidad y de las emociones de una persona, congeladas en el instante que dura un Click!!

Soledad Mallol

Estoy sentado frente al ordenador, escuchando un poco de jazz y pensando en que publicar hoy. Veo entre otras, la fotografía de Soledad al tiempo que hago memoria. Debe hacer… un par de meses, creo, que le hice este retrato, pero lo recuerdo perfectamente.
Antes de decidir nada, le mando un mensajito para avisarle de que voy a publicarlo y preguntar si está conforme
-Soledad, me gustaría publicar tu retrato esta semana en mi blog. Puedo?
-Yes, you can, me contesta por whatsapp.

Hemos quedado en Madrid, en el restaurante de mi amigo Cipri, para hacer esta sesión, y aprovechar al terminar, para cenar allí juntos. Normalmente suelo hacerlo al revés, pero por circunstancias no ha podido ser y desde luego no quiero renunciar a compartir una velada con esta gran artista.
He llegado con tiempo suficiente como para preparar, en un apartado, el pequeño set que utilizaré para la sesión y cuando ella llegue poder dedicar unos minutos a charlar  y explicarle brevemente como vamos a trabajar, y lo fácil que le va a resultar. Llega puntual, yo estoy casi listo pero aun me queda por montar un flash.
Mientras espera a que yo termine, le invito a que se siente en una mesita que tengo justo al lado y  pida algo fresco. Termino enseguida y me siento con ella apuntandome al refrigerio. Yo una tónica, que tengo que estar fino con la cámara.
Le he preparado un asiento frente a mi, en una posición un poco mas alta que la silla desde donde yo voy a trabajar y una iluminación muy suave, con poco contraste.
Cuando por fin decidimos ponernos manos a la obra, se sienta en el taburete y yo termino de ajustar la luz . Empiezo a disparar mientras ella con mucha soltura me dedica algunos simpáticos gestos.
No soy fotógrafo de largas sesiones. Aunque he leído que algunos de los grandes maestros de este género que mas admiro dedicaban horas para conseguir lo que buscaban, yo prefiero trabajar lento no disparar mucho, y no cansar a mi modelo. Me funciona bien así y consigo buenos resultados.
Seguimos con nuestra conversación mientras disparo mi cámara de vez en cuando. Durante un momento parece que me ofrece toda su simpatía en un gesto que no puedo desperdiciar… ClicK!
Ahora si, ahora a cenar y relajarnos.

Soledad-Mallol_foto-pepe-castro

Malena Alterio

Desde el salto que la llevo al reconocimiento masivo en Aqui no hay quien viva, creo que no ha parado de aparecer en películas, series y programas de televisión. Es una gran actriz y una mujer que cae simpática nada mas verla, o por lo menos a mi siempre me lo ha parecido. Tengo ganas de conocerla personalmente, sobre todo porque hemos gestionado este encuentro durante tanto tiempo, que ya no veo la hora de tenerla delante de mi objetivo. (Gracias Majós)
He quedado con Malena en su casa, en un céntrico barrio madrileño. Según voy acercándome al portal voy temiendome lo peor en cuanto al aparcamiento, es una zona realmente imposible para ello y además no encuentro ningún parking cercano.
Como llevo bastantes cosas, si no aparco cerca no se como lo voy a hacer.
Dos vueltas alrededor de la manzana y nada, que no hay manera. A la siguiente pasada me detengo un momento delante del portal y la llamo por teléfono.
-Malena, estoy aqui abajo, pero es que no hay manera de aparcar y traigo mucho equipaje. Me ayudas?
-Claro! Espera que bajo ahora mismo.
En apenas dos minutos Malena aparece en el portal y se ofrece a cuidar de mi equipo mientras yo regreso, ya sin carga, a la aventura del aparcamiento.
De regreso, ya en su casa, mientras voy preparando escenario y equipo, ella me ofrece algo de beber. Yo le acepto un té.
He tenido que desplazar algún mueble pero ha sido cosa de muy poco y en seguida tengo todo listo.
Antes de empezar, prefiero sentarme con ella en la mesa del salón a terminar el té mientras charlamos. Ella también se ha apuntado a lo del té
Nos ponemos manos a la obra unos minutos mas tarde. Ella está sentada afrente a mi. Yo también me siento y la observo un momento para comprobar que la luz me gusta. Está todo bien. No me levanto y desde allí mismo empiezo con algunas tomas cercanas, tiene muchos registros y en cada movimiento encuentro una buena foto.
Posa de manera muy desenvuelta aunque me confiesa cierta verguenza a la cámara de fotos.
Me alejo un poco y cojo una toma mas larga. Disparo algunas mas, me quedo sin batería y mientras la cambio ella se apoya sobre la pierna y me observa… me parece un encuadre genial cuando vuelvo a mirarla, el negro del pantalón justo en la esquina y la expresión como de curiosidad? resignación? La verdad, no le pregunto, pero creo que es la foto y… ClicK

Goyo-Jimenez_-foto-pepe-castro

Goyo Jimenez

Otro de los imprescindibles de la comedia en España. Ha sido codirector, guionista y actor desde los inicios en La hora de Jose Mota. En el monólogo, también ha conseguido colocarse en el top de referencia para compañeros y espectadores. Quien no hace referencia de vez en cuando en alguna conversación a los asuntos americanos de Goyo. Yo confieso que tengo que ir a ver el show, es de los pocos que aun no conozco en directo.
He quedado con Goyo para charlar alrededor de una buena mesa, antes de sumergirnos en la posterior sesión fotográfica. Le ha parecido bien mi elección, del restaurante Silk de nuestro común amigo Cipri, que ya es cuartel general y base de operaciones de muchos de mis retratos.
Este tiempo previo siempre me funciona muy bien, crea un buen ambiente y me da opción de aprender algo de mi invitado para utilizarlo luego en la sesión. Debería plantearme hacer un anecdotario con las cosas que me cuentan y con todo lo que aprendo de ellos?
Goyo resulta ser alguien de conversación realmente brillante, rápido de ideas y acompañando todo el tiempo con una característica sonrisa. Me brinda una velada fantástica y a los postres aun me espera otra sorpresita; de una bolsa de papel saca una camiseta serigrafiada de diseño propio, muy divertida y… me la regala. Tengo que pedirle otra…
Terminado ya el tiempo gastronómico nos desplazamos al reservado, donde en pocos minutos preparo el rincón que voy a utilizar como plató. En el transcurso del montaje le hago alguna breve referencia de como va a ser la sesión y del tipo de retrato que pretendo, pero me indica con esa sonrisa, que no va a haber problema, está dispuesto a dejarse hacer, sin ningún impedimento.
Manos a la obra. Fondo blanco, iluminación frontal y empiezo a disparar mi Hassel, despacio, no me gusta ametrallar, sigo conversando y escuchando y solo disparo cuando veo algo que realmente me gusta. No tardamos mucho en estar los dos a gusto cada uno en su lado. Me regala de nuevo la característica sonrisa y es entonces cuando… ClicK!!

Jose Maria Pou

Hoy voy a fotografiar a uno de esos actores que tanto me gustan y a los que denomino de «larga trayectoria». Prolífico e incansable trabajador de la escena desde hace creo que unos 45 años. Catalán con carácter, tanto, que es capaz de parar una representacion para recriminar la mala educación de algún espectador con el móvil encendido. Algo que debía empezar a sancionarse de alguna manera, porque sigue habiendo especímenes que parecen disfrutar molestando con el soniquete de su teléfonos.
He quedado con Jose Maria en la agencia fotográfica «Contacto», donde Miguel, su director, me deja un estupendo espacio para trabajar.
Yo he llegado media hora antes y me he preocupado de preparar el escenario, a falta tan solo de algún ajuste de luz que haré cuando le tenga delante.
Bajo de nuevo y me siento en un banco a esperar, ya casi es la hora. Jose Maria aparece puntual y me levanto a saludarle.
-Tenemos tiempo de un café, verdad?
-Claro, vamos.
Entramos en una pequeña cafetería que tenemos enfrente y dedicamos varios minutos a conocernos un poco, entre sorbo y sorbo del negro y aromático liquido. Me cuenta un poco de su ajetreada agenda pasada, presente y futura. Le escucho con atención y solo le interrumpo brevemente para lanzarle alguna otra pregunta.
Media hora después, decidimos que es el momento de subir y ponernos manos a la obra. Enciendo los flashes y observo el efecto, apago uno, muevo el otro. Ilumino cenital y frontalmente con un solo punto de luz.
Su cara me habla con la mirada y con cada una de sus arrugas. Le digo que prefiero los rostros marcados, como el suyo, y que no me gusta quitarles la personalidad retocandolos, asiente y me dice: hombre, claro! con lo que cuesta construir una cara que diga algo, no me lo vas a borrar ahora. Sonrio.
Disparo con Pou sentado, posando a escasos centímetros de mi cámara, consiguiendo unos planos muy expresivos y tremendamente descriptivos de su personalidad.
Después de unas tomas, mientras cambio de objetivo por uno mas largo, le pido que se levante para trabajar ahora de pié. Yo me agacho para contrapicar un poco la toma, él acerca la mano al objetivo, como si quisiera cogerlo… y Click.