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Rosendo Mercado

Rosendo Mercado – (Pepe Castro)

Leyenda viva de la guitarra, ex-Leño y parte esencial de la historia del rock español.

Viéndole de joven en los escenarios, nunca hubiera podido imaginar que un día estaría hablando con él en persona y aun menos que posara en exclusiva para mi.
Tiene un pequeño estudio en Madrid y allí es donde vamos a vernos, él como es normal, está mas cómodo entre guitarras y equipos, y a mi me parece genial el ambiente y el entorno para trabajar.
Después de dar una vuelta por el estudio, y a la vista de la cantidad de recursos, decido prescindir de mi habitual fondo blanco, o negro y utilizar un precioso Marshall para enmarcarle y contextualizar la foto al mas puro estilo Arnold Newman.
Aunque se maneje con desparpajo en el escenario, a Rosendo le cuesta soltarse teniendo delante una cámara de fotos. Se confiesa bastante tímido y reacio a posar para fotografias, así que me siento privilegiado, y así se lo digo, por su deferencia y el tiempo que me dedica, e intento tranquilizarle mientras voy montando mi equipo.
Esto no va a ser una sesión al uso, le digo, sino mas bien un rato de charla en la que aprovecharé para hacerte alguna foto.
Poco después y apenas sin darnos cuenta estamos ya metidos en faena, yo preguntando y él sonriendo cada vez que le recuerdo los “viejos tiempos” de los que yo tengo tan buenos recuerdos.
Mientras me cuenta alguna de sus muchas musicales aventuras, voy disparando mi cámara, sin avasallar, escuchando todo lo que me dice y animándole a continuar con las explicaciones. Que suerte conocer de primera mano anécdotas de aquellos para mi, maravillosos años de La Movida.
Apoyado en una de sus guitarras se siente mucho mas cómodo, y ahora se nota en una sonrisa sincera y expresiva, aunque cargada de cierta ternura, de viejo rockero.
Esta me vale… ClicK!!

Nati Mistral

Nati Mistral – (Pepe Castro)

He tenido la suerte de que una de las grandes damas de España, Nati Mistral, se preste a dedicarme parte de su valioso tiempo, aprovechando una actuación que va a tener lugar en un impresionante espacio toledano. El antiguo hospital, hoy museo, Santa Cruz.
He quedado en presentarme una hora antes y no entretenerla luego mas de media, para que le quede algo de tiempo de concentración antes de salir ante su público.

Cuando llego, está allí, al pié del cañón, revisando personalmente el escenario y compensando algunas luces que no le acaban de convencer. Me presento y aunque ya sabe de que vá, intento explicarle de nuevo el retrato que vamos a hacer.
-Lo sé Pepe, ya he visto tus fotos. Haz lo que tengas que hacer aunque luego prefiero no verla, hace tiempo que no me gusta mucho verme en las fotos.
-Como quieras, pero presiento que será una gran foto, contesto.
En el amplio camerino que le han preparado tengo espacio suficiente para montar todo lo que necesito, y eso hago, al tiempo que entablo una conversación con ella. Como es lógico, soy yo el que pregunta sobre su carrera y trabajos, y ella amablemente, siempre con una sonrisa, me va contestando a todo pausadamente y con calma.
Casi sin darme cuenta hemos empezado con la sesión, mientras conversábamos.
El camerino está lleno de maletas y ropa, y después de unas cuantas e interesantes tomas, me propone utilizar una de las prendas que están a la vista, un amplio pañuelo con volantes que tiene preparado para la escena. Me parece genial!
Está sentada, se envuelve en el y me mira, yo bajo un poco mi punto de vista tomando un pequeño contrapicado y encuentro el encuadre… perfecto. ClicK!

Nati-Mistral-foto pepe castro

Paca Gabaldon

Ha sido una de esas oportunidades que no suelo dejar pasar la que me ha acercado hasta este retrato. De hecho yo tenia cita en el teatro Muñoz Seca de Madrid para fotografiar a Manuel Galiana, cuando viendo el reparto de la obra que estaban representando, me encuentro también a un mito de la escena, Paca Gabaldon. Hago las gestiones oportunas para hacerle llegar mi deseo de fotografiarla y espero respuesta.
Ella fué Mary Francis, la presentadora a finales de los 60 y luego actriz en muchas películas de los 70 y 80. Desde entonces, esta mujer de voz inconfundible y potente carácter escénico, ha seguido interpretando cine, televisión y ahora mas dedicada a la escena en los teatros, sigue fascinando con su expresividad y poderío interpretativo allá donde vá. Es una mujer elegante, con un gesto poderoso, pero de mirada dulce y trato amable.
Ha accedido a posar para mi durante unos minutos, cuando termine con su compañero de reparto. Me pide tiempo para pasar por su camerino y maquillarse, ya que cuando terminemos no quedará mucho para el comienzo de la obra. Yo estoy empezando a trabajar en el escenario con Galiana, así que aquí tenemos para un rato.
Como tengo todo montado solo me queda esperar y ajustar luego la iluminación. Viene Paca muy sonriente y dispuesta a enfrentarse a la cámara pero antes de empezar prefiero dedicar unos minutos, de los pocos que tenemos, a conversar sin hacer caso de luces ni cámara, con la intención de acercarme un poco a ella y crear un ambiente en el que poder trabajar lo mas relajadamente posible.
Es una sesión corta, sabemos que no hay mucho tiempo, pero tampoco parece que vaya a hacer falta mas. Recuerdo lo que contaba mi admirado fotógrafo, Richard Avedon, cuando decía que derrotaba anímicamente al retratado durante largas sesiones de hasta cuatro horas. Yo es raro que disponga de mas de una hora y en ocasiones como esta, de escasos minutos.
He escogido una luz suave, y contento con lo que veo empiezo a disparar, como siempre despacio, cuando creo ver el momento preciso. Al cabo de unos minutos tengo la toma que me satisface, equilibrio entre dulce y poderosa… ClicK!

Antonio del Real

Es evidente que Antonio no necesita ninguna presentación, y por eso no voy a hacerlo. Baste decir que es uno de nuestros grandes del cine, y por nombrar alguna de las muchas obras que rellenan su curriculum, me decido por la mayor producción, la extraordinaria y rigurosa película «La Conjura del Escorial»
Le recojo en Madrid, cerca de su oficina, después de que un despiste mío me haga retrasarme unos minutos (como siempre voy con la cabeza llena de asuntos me despisto bastante). Le cuento por teléfono, y pacientemente espera en la calle a que resuelva el entuerto, poco después llego al sitio correcto.
Lleva unos días fastidiado con dolor de cabeza, y aunque me brindo a retrasar unos días si no se encuentra bien, prefiere que sigamos adelante con nuestros planes. En vista de su predisposición comemos y aprovechamos durante un par de horas para conocernos mejor. Congeniamos de maravilla y eso, fotográficamente, siempre promete.
De vuelta a la productora, llega el momento de la verdad. Voy a ver si soy capaz de plasmar la profundidad que veo en Antonio.
Buscando el mejor sitio, me decido por su despacho, un espacio no demasiado grande pero que nos aísla de los demás y me permite incluso jugar con las paredes blancas y utilizar una como reflector. Necesito retirar una mesa y algunas sillas, pero no hay problema, me dice.
Estamos sentados el uno frente al otro, observo y ajusto la luz, decido ponerle una silla delante para que busque un apoyo y se sienta mas cómodo. Hablamos, pero no demasiado, de su trabajo y de su hija Blanca a la que también debo fotografiar. Estamos bastante concentrados en la sesión. Le pregunto por su molestia. Sigue igual, me contesta, pero no te preocupes. Disparo algunas veces, cuando creo ver una buena toma. Me acerco aún mas, no le importa. A poca distancia puedo desgranar y leer en su rostro parte de la historia de su vida. Él a su vez escudriña mi objetivo de tal manera que al cabo de un rato ya no sé… quién está retratando a quién.
Click!!

Manuel de Blas

Manuel es un gran actor al que incluyo en la categoría «largo recorrido»
Con tintes de galán en su juventud, carga a sus espaldas  «ni se sabe ya» (así me lo cuenta él) cuantas películas y obras de teatro. La verdad es que repasarlas sería complicado porque, desde luego son muchas las batallas cinematográficas en las que se ha curtido durante mas de 50 años de trabajo.
Hemos quedado en Madrid, él baja en tren desde su casa en la sierra madrileña y yo le recojo en Moncloa para ir a comer juntos antes de liarnos luego con una pactada sesión fotográfica.  A la hora prevista, paro a pocos metros de la estación y llamo para decirle donde he conseguido medio aparcar el coche.
Le veo cruzar la calle perfectamente envuelto en un abrigo con bufanda y gorra, pero aun con el camuflaje le reconozco y le aviso con la mano de mi situación. Lo primero que aprecio, aparte de un aire bohemio y jovial, es una voz inconfundible y una chisporroteante sonrisa en los ojos. Como me gusta esto!
No se como ni de que manera empieza la conversación, pero lo cierto es que nos caemos bien y no pararemos hasta cuatro horas después cuando nos despidamos. Al poco de entrar en el coche me avisa, eso si, de que no suele dar bien en las fotos, dice que no se le da bien esto de posar. Yo que en lo mío también tengo tablas, cambio rápidamente de tema. Lo que quiero ahora es, hablar de otras cosas, comer, tener una buena sobremesa y luego ya si, sacarle jugo a la sesión.
Hemos pasado dos horas sin parar de contarnos chismes y riendo entre deliciosos platos del restaurante de nuestro buen amigo Cipri, pero va llegando el momento de preparar los trastos y empezar con la el trabajo. Como ya es habitual cuando vengo por aquí, utilizo la sala contigua al restaurante para montar mi pequeño set. Aprovechamos este tiempo también para tomar café y hacer alguna llamada, Manuel, divertido, me ayuda a montar uno de los flashes y me habla de algunos fotógrafos que conoció hace años, como por ejemplo cuando le retrató vestido de guardia civil uno de los grandes fotógrafos del S.XX, Jeanloup Sieff.
Si lo llego a saber antes… Después de posar para Sieff, no se que pinto yo aquí
Le he preparado una banqueta frente a mi y allí se coloca aun sin parar de contarme cosas. Voy recogiendo algunas instantáneas mientras habla y dirigiendo, muy poco, la sesión, hasta que encuentro un gesto que me lo cuenta todo con la mirada, esa chisporroteante mirada.
ClicK!!

Guillermo Montesinos

(Perdonadme, lo primero, queridos sufridores de este blog. Sabeis lo puntual (pesado) que he sido durante dos años, pero ahora estoy atendiendo demasiados compromisos y he tenido que frenar de algún sitio. Ha sido de este, que es el único donde no me manda nadie.) Tenia ganas y no veia el momento de rescatar este retrato del baul de los recuerdos, por varios motivos. Primero porque me encanta como tal, segundo porque me encanta el personaje, y tercero porque fué fruto de la casualidad y de una jornada que no quiero olvidar. Guillermo ha sido desde los 80, un actor al que he seguido con cariño en innumerables películas y obras de teatro. Algunas tan representativas de nuestro cine como «La Vaquilla», «Se infiel y no mires con quién» o «Mujeres al borde de un ataque de nervios». El por aquel entonces ya cargaba con trayectoria a sus espaldas, aunque esos años anteriores andaba yo perdido en otros asuntos mas de juventud y es en esa época de los 80 donde empiezo a empaparme sobre todo de cine y le conozco. Esta tarde acabo de hacer una sesión con Jorge Sanz y Enrique San Francisco en los camerinos del Teatro del Matadero en Madrid. Tengo la sensación de haber conseguido un gran retrato de ambos juntos, pero hasta que no llegue a mi estudio y revise, no puedo estar seguro. Estoy hablando con Jorge y haciendo alguna foto de recuerdo mientras se termina de vestir frente al espejo, cuando pasa por delante  de la puerta una figura. Hacia años que no le veía, pero en seguida le reconozco. -Jorge! por favor. acaba de pasar Montesinos, puedes preguntarle si no le importa ya que estoy aquí, dedicarme unos minutos y posar para mi?. -Coño! Pues claro que no, es un tío estupendo. Espera… Le escucho llamarle en el pasillo y comentarle supongo que mi propuesta, y al cabo de un minuto llega Jorge con el brazo sobre el hombro de Guillermo. -Aqui le tienes Pepe, ves? Queda apenas 20 minutos para que salgan a escena, así que aunque Jorge ya le ha dicho algo, le explico lo que vamos a hacer y que no le voy a demorar mas de 10? informo y pregunto con la mirada. Vale! me dice En un momento vuelvo a abrir un softbox que estaba recogiendo, mido cuidadosamente y le siento en una de las dos sillas del camerino. No dejo de hablar con él mientras lo preparo todo, para ir creando un poco de clima» Siempre ha tenido un aire de «chaval. Ahora ya con canas e incipientes arrugas que le visten con una impresionante personalidad, sigue teniendo una mirada de chaval de 20 años, pero con muchas lecciones aprendidas. No me hace falta mucho mas, la luz es perfecta y el gesto, el justo.. Click!!

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Sara Lezana

Hace unos dias tuve el placer de ver en el teatro Muñoz Seca de Madrid, un espectáculo de ballet flamenco dirigido por Sara Lezana, a la que cabe denominar como una leyenda viva en este arte. El espectáculo, me pareció de una calidad extraordinaria en todos los aspectos, bailaores y músicos que me hicieron pasar un par de horas muy cortas, pero yo lo que esperaba con ansia era ver a Sara en el escenario. Mientras actuaba no pude dejar de fijarme en el movimiento de sus manos
Hasta este momento solo la había visto en vídeos y en algunas películas de los años 60 y 70, en los que aparecía bailando una joven y bellísima Sara.
Al terminar el show, Luciano, su manager, amablemente accede a presentármela. Subimos al escenario cuando todo el mundo ha salido y traspasado el telón me dice, espera un momento, voy a buscarla. Baja Sara al cabo de unos minutos y otra cosa en la que me fijo enseguida es en sus ojos, hablamos durante unos minutos y como no, le propongo posar para un retrato. -Claro, me dice, la próxima semana? -Si, hecho!
Una semana después, en el mismo escenario estoy preparando el equipo para la pactada sesión, mientras uno de los bailarines calienta y estira para el show que empieza en poco mas de una hora. -No molesto verdad? pregunta. -En absoluto, contesto
Mientras preparo, llega Sara al teatro, me saluda y pregunta si necesito algo en especial. Ya lo tengo, pienso para mi, tengo a Sara Lezana y voy a sacarle partido. Sube a camerinos a vestirse y maquillarse mientras yo termino de prepararlo todo.
Siento a Sara en una silla, yo cojo una de los músicos, que cuando terminemos devolveré al mismo lugar, y me siento frente a ella. Vamos a jugar con tus manos y tu mirada, le digo y mientras hablamos, ella va haciendo con maestría, lo que le he pedido. Ahora, le pido un favor mas, que acerque las manos a la cara, para tomar algún plano mas corto. Eso hace, y juega con ellas por delante durante un rato. Hay un momento en que manos y mirada se conjuran en una foto, y entonces… ClicK!

German Coppini

Acabo de enterarme de la triste desaparición de otro de mis ídolos de juventud, German Coppini, a causa de una enfermedad que ya venía haciéndole mella desde hace años.
Me entristece ver como además en los últimos años, varios, muchos, de estos grandes músicos que tantas puertas abrieron con sus iniciativas en los 80, han quedado relegados a un segundo plano, casi olvidados por el gran público y solo presentes en los recuerdos de los que vivimos aquella época, hasta que la fatalidad les devuelve a las portadas.
Tuve la suerte de conocerle y fotografiarle, durante un proyecto inacabado que junto a Patacho, de Glutamato Ye Ye, estuvimos realizando durante apróximadamente un año. Quizás sea el momento de retomar aquella idea y terminarla.
Desde aquí mi reconocimiento, mi admiración y mi tristeza por tu desaparición. Germán.

David Trueba

Multiinstrumentista de las letras y artes escénicas, David es el pequeño de una familia donde varios de los hermanos han tomado el camino de la imagen, creo que con gran acierto todos. A pesar de ser él el mas joven, tiene un extenso e interesante curriculum como director, guionista y como actor. También es periodista, ha publicado varias novelas y colabora diariamente con El Pais, desde hace ya alguna años. Realmente un personaje digno de conocer y retratar para mi galería, y si es posible aprender algo de él.
He quedado en visitarle una mañana de mucho frío en Madrid. Aparco a pocos metros de la casa y cargado solo con la mochila y un reflector toco el telefonillo. Me abre David, tras la puerta del jardin dejo mis primeros bultos y a traves del interfono le explico que vengo solo, por lo que me toca hacer otro viaje al coche para traer todo el equipo.
Entro directamente a un amplio salon, muy luminoso donde creo que  vamos a poder trabajar a gusto.
-Ubicate, Pepe donde quieras.
Hago un rápido reconocimiento del terreno buscando una pared libre que poder utilizar para el fondo y es junto a un gran ventanal, en una esquina del salón. Hay juguetes por el suelo, me encanta ver esos detalles de vida en una casa y me sonrío. David se dá cuenta y me habla de sus peques mientras recoge alguno de los juguetes. Mientras lo hace, me fijo en sus manos, cuidadas y de dedos largos, parecen de un pianista, mas que de un escritor. Intentaré aprovecharlo, pienso para mi.
Así mientras hablamos de sus cosas, voy preparando el escenario y conociendo mas de cerca a la persona «de verdad» que quiero retratar. Me resulta muy cercano cuando habla, con los mismos problemas y anhelos que cualquiera, me habla del esfuerzo y el riesgo que supone cualquier proyecto de autor en estos días. Acaba de presentar su última película. No ha ido mal, pero evidentemente, no son buenos tiempos. Ya lo se, le digo, estamos en diferentes camarotes, pero en el mismo barco.
Sentado ahora en una silla, yo frente a él en otra y detrás de la luz de un flash que le ilumina lateralmente, veo a David cómodo.
Bajo del todo la persiana y empezamos con algunos disparos, de manera muy sutil, muy pocos. Paro y seguimos hablando, sigo dando mas importancia a la conversación que a la cámara, creo que es mas cómodo para los dos. Saco algunas tomas bastante buenas de primerísimo plano, pero cuando se apoya sobre una de sus manos, puedo ver lo que antes aprecié en ellas y como la mirada no ha perdido nada de atención, aprovecho y… ClicK!!
Ahora, me invita a un café en la cocina, que acepto gustosamente.

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Miguel Rellan

Decía la canción «la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida». Y, si, afortunadamente la vida, de vez en cuando, nos da sorpresas, que nos endulzan el día y dejan buen sabor de boca durante algunos mas. Podría listar ya unos cuantos personajes a los que he conocido en estos últimos años y que han conseguido dejarme este buen sabor. El de hoy, desde luego, es uno de ellos.
Conozco a Miguel, como todos, y quien no? Miguel Rellan el actor, el de tantas películas y series de televisión, con algunos personajes en su haber tan entrañables como el alma en pena de Fiz de Cotovelo en «El Bosque Animado»Magnífico profesional y trabajador incansable, pero conocerle en la corta distancia ha sido una grata sorpresa, porque hay gente que transmite cercanía y aporta sabiduría. Sin pretenderlo, que es lo bueno.
Estoy frente al estadio Santiago Bernabeu esperando a Rosa, una compañera fotógrafa que hoy viene conmigo de ayudante, ya tenia que haber llegado, pero parece se le ha liado la cosa. Llega un poco apurada por su retraso y se disculpa. No pasa nada de nada, le digo, no te preocupes, ademas he quedado con Miguel aquí también en 15 minutos.
No transcurre ni un minuto cuando vemos a Miguel paseando al sol frente al estadio, haciendo tiempo. En cuanto me reconoce sonríe y me saluda, hace un frío que pela, así que no nos entretenemos mas allí. Montamos en el coche en dirección al restaurante donde vamos a comer antes de la sesión fotográfica.  Durante el breve trayecto, nos resume entusiasmado el argumento de la función de teatro que le tiene ocupado con ensayos en estos momentos. Muy interesante, por lo que nos cuenta.
La conversación en la mesa salvo un pequeño lapso para reconocer la carta y decidir que pedimos, es continua. Miguel sigue contándonos muchas, muchas cosas. Demuestra un gran conocimiento de su trabajo, como no, pero también gran curiosidad por el mío. Hablamos de fotografía, me pregunta sobre fotógrafos por conocer  y a su vez me recomienda algunos que yo no conozco y así se nos hace corta la hora y media que estamos en la mesa.
Después de comer, mientras montamos el pequeño set fotográfico, Miguel nos acompaña y curiosea. -Y yo no puedo ayudar? pregunta con interés
Cuando se sienta frente a mi, como ya me ha ocurrido en muchas otras ocasiones, me confiesa algo de temor a la cámara fotográfica, aunque, dice que en este caso está muy tranquilo, conoce mis retratos y entiende perfectamente lo que pretendo en ellos. Aun así, le tranquilizo diciendo que va a ser mucho mas fácil de lo que se piensa y mientras hablo, disparo mi cámara de vez en cuando.
Después de unos cuantos, cambiamos a una posición mas frontal,  entonces se apoya en la mano, su dedo marca unas arrugas que me hacen gracia y veo como todos sus rasgos se conjuran en un simpático, sutil gesto… ClicK!