Infancia e inicios profesionales

Nacido en el barrio madrileño de Carabanchel bajo. Su padre trabajaba en una fábrica de tuercas y tornillos. Estudió en el Instituto San Isidro de Madrid. Cuando a los 12 años comenzó a tener poder adquisitivo se compró una cámara «Super-8» de la marca Bolex por 900 pesetas en El Rastro de Madrid. Con ella comenzó a dirigir cortometrajes de tres minutos, que era la máxima duración que permitían los cartuchos de película «Super 8», de 15 metros, que él utilizaba. También consiguió bastante material a mitad de precio (rollos de película caducada, aunque aún utilizable) en la óptica de su barrio. Uno de los últimos años de instituto lo hizo en Estados Unidos, en donde mejoró notablemente el idioma inglés. En 1983 editó, junto a José Antonio Calvo, dos números de su propio fanzine, Dogdai. Estudió la carrera de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid debido a su gran afición y talento en el dibujo, aunque su padre quiso que fuese banquero y se sacase unas oposiciones, ya que su padre pensaba que su carrera no le iba a dar dinero y las finanzas sí, en donde cultivó el personaje de Torrente ya que apenas ligaba con las chicas, aunque el verdadero nacimiento del personaje se produjo cuando fue a comer a un restaurante chino y observó cómo un hombre se mostraba borde con la camarera y los que compartían mesa con él se mostraban avergonzados, y se dedicó a ver cine, series americanas y leer historietas. Tras acabar la carrera escribió relatos pornográficos para publicaciones como Lib internacional]] o Supertetas. También trabajó como actor de doblaje en películas con la misma temática, colaboró con compañías de teatro independiente, fue camarero y vendedor de libros a domicilio. Su último cortometraje en «Super 8», Relatos de la medianoche (1989) le costó 6.000 pesetas y consiguió un accésit de 100.000 pesetas en el certamen Cinema Jove de València. Los miembros de la organización le explicaron que uno de los miembros del jurado había intentado que se alzase con el premio; él preguntó quién y le respondieron que había sido Fernando Trueba.

Bajo el seudónimo de Bea y asociado con José Antonio Calvo, que dibujaba sus guiones y firmaba como Mónica, publicó varias series pornográficas en las revistas «El Víbora» a partir de 1990 (Pequeñas Viciosas, Viciousland,Manual de las pequeñas viciosas, Más pequeñas y más viciosas) y la de cabecera en «El Barragán» (1993). Los trabajos tendrían bastante éxito entre los lectores habituales de la revista y lo convertirían en uno de los más populares del género.

Para conocer desde cerca cómo eran los rodajes, comenzó a trabajar como figurante de diversas películas. En una de ellas la productora era Cristina Huete, esposa de Fernando Trueba, quien fue un día a visitarla. Cuando Segura lo vio se acercó a hablar con él y le agradeció que intercediera por él en el certamen de Valencia. Trueba le dijo que se rió mucho con el corto y que se lo enseñaba a todo aquel que iba a su casa. También le aconsejó que se lanzara a realizar cortos en 35mm. Segura le hizo caso y realizó tres cortometrajes. Para financiar el primero le ayudadaron cinco amigos, y participó en gran cantidad de concursos de televisión, como No te rías que es peor, Locos por la tele, El huevo de Colón o Vivan los novios, en este último programa obtuvo 70.000 pesetas de premio. El primero de ellos sería Evilio, que narra la historia de un psicópata similar a Freddy Krueger, el segundo sería Perturbado, que narra la historia de un asocial que asesina mujeres guapas y decide encerrarse en casa para no hacerlo, y el tercero, y último, El Purificador (Evilio vuelve), secuela de la primera. Los tres cortos obtendrían premios y uno de ellos se alzaría con el Premio Goya, además de ser emitidos por televisión en Canal+ y La 2.

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