Roser

Por estas cosas buenas que tiene a veces el azar he conocido a Roser durante un divertido estreno en Madrid en el que coincidimos, y donde un común amigo nos presenta. Ella llega despampanante y sexi, de modo que rápidamente la prensa la pide que pose ante el photocall de la entrada y durante un par de minutos la acribillan con los disparos de sus cámaras. Yo observo divertido el asunto y espero a que mis otros dos compañeros de hoy hagan tambien su paso por photocall.
Tras el show tenemos la oportunidad de ir todos juntos a tomar unas cañas en un cercano local y allí aprovecho para hacerle una proposición decente. Cuando nos sea posible coincidir de nuevo, posará ante mi cámara.
Han tenido que pasar dos años desde aquel día para volver a hacer coincidir de nuevo nuestras agendas, pero el azar es así y aquí vengo a corroborar una frase que repito constantemente a lo largo de mi trajinada vida «Las cosas suceden cuando tienen que suceder» Si antes no pudimos, por algo sería y si ahora coincidimos, por algo será… El hueco que encontramos es dulce para ambos, yo en un feliz momento profesional con muchos e interesantes frentes abiertos, y ella en mitad de una gira en la que está presentando su nuevo trabajo «Héroe»
En este reencuentro, tenemos ocasión de pasar largo rato hablando de nuestras cosas y es aquí donde descubro a una mujer de apariencia dulce, mirada inteligente, luchadora, apasionada de su trabajo y con bastante carácter, todo hay que decirlo. Tomo buena nota de todo ello, para sacarle partido cuando mas tarde nos pongamos a trabajar.
Un par de horas después, es el momento de dejar la mesa para crear el ambiente de trabajo, iluminar y de conseguir que esa magia de comunicación que hemos continue durante la sesión. En el transcurso de preparación del terreno, yo liado con el montaje de los flashes y ella mientras observa entretenida atiende por teléfono una entrevista con motivo de su nuevo trabajo. Yo centrado en lo mío sigo con los ajustes, me decido por el fondo negro para cerrar lo mas posible la atención en su rostro y acabo de medir la luz.
Cuando acaba con la entrevista la invito a sentarse ante mi en la silla que ya tiene  preparada, y mientras hablo con ella empiezo a disparar mi cámara. Durante varios minutos va dejándome muchos registros que estoy convencido podrían valerme ya para un buen retrato. Aun así sigo disparando entre frase y frase a la espera de encontrar una escena mas sugerente. Paramos un momento para introducir un pequeño cambio en la escena. Solo le acerco el respaldo de una silla para que busque apoyo y paso la melena por delante de los hombros. Vuelvo a mi lugar, miro por el visor y acerco el plano para dejar ver solo un sugerente atisbo de escote. Casi al momento aparece esta mirada serena a través de la cual veo todas sus virtudes, y si, creo que ahora si es el momento justo. Click!