Roger Berruezo
Creo que mi pasión por el retrato, en gran medida puede tener que ver con el hecho de que sesiones, viajes y proyectos me permiten conocer gente de todo tipo, y siento que esto me enriquece enormemente como persona y también como profesional del retrato.
En muchos casos tengo la oportunidad de encontrarme con el fotografiado antes de la sesión, o cuando menos dispongo del tiempo suficiente antes de la misma, para sentarnos y conversar, creando así el clima de confianza preciso, esto ya se ha convertido en mi protocolo de trabajo preferido, y siempre lo explico así en mis talleres.
No obstante, en muchas otras ocasiones es algo mas imprevisto, y el encuentro sucede minutos antes de la sesión. Aunque por supuesto siempre busco toda la información que puedo encontrar para procesar y tomar decisiones de manera mas intuitiva, y este es un reto al me encanta enfrentarme, ya que despierta todos mis sentidos de francotirador fotográfico.
No hace mucho me enfrenté al reto de fotografiar a casi un centenar de personas que una tras otra iban pasando por delante de mi cámara, en una maratón durante el festival de Photo España 2019.
Allí tenía unos pocos segundos para reaccionar y empatizar con cada uno de los voluntarios, mientras una eficaz asistente realizaba rápidamente los cambios que yo le iba marcando en la iluminación en función de cada retratado. Es una cuestión de sensaciones y de tablas, por supuesto, conversar, observar, decidir, iluminar… todo para lograr el mejor resultado posible.
En el caso de Roger ha sido así, no nos hemos visto hasta el momento en que ambos nos encontramos frente al estudio, pero eso si, tenemos tiempo de sobra para hacer todo con calma a partir de este momento, ya que los dos hemos reservado buena parte de la mañana para esto. Durante la conversación que tenemos mientras voy preparando la luz y decidiendo el fondo que voy a utilizar, además de congeniar perfectamente, estamos de acuerdo en que un retrato, uno de verdad, debe mostrar todos los rasgos que definen a quién se somete al escrutinio de cámara y fotógrafo.
Cuando pienso en la cantidad de años y retratos en los que he defendido esto…
Mientras muchos se afanaban en borrar y suavizar rasgos hasta el punto de dejar irreconocible al personaje yo tenía que sufrir el menosprecio de quienes lo veían como un error en mi modus operandi.
Afortunadamente esto ha ido cambiando en los últimos años y la sensatez está volviendo a hacer reales a actores y modelos que rejuvenecieron varios años por arte de la magia de la edición exagerada. Estoy montando ahora sí el escenario en el que vamos a trabajar, cosa que hago como ya he dicho tras los minutos previos de conversación, donde puedo observar y hacerme una primera idea de lo que voy a utilizar y pretendo conseguir. Roger viene con un polo negro, lo que hace que me decante por un fondo negro con el cual crear un ambiente de fuerte contraste con la piel expuesta a la luz del flash, centrando así la atención del futuro espectador en el gesto y la mirada del protagonista.
En la sesión, desde el comienzo nos compenetramos perfectamente y cada una de las tomas promete un gran resultado, aún así a mitad de ella decido ayudarme con un apoyo por delante suyo para poder incluir el brazo en el encuadre, lo que amplía la luz a todo el conjunto, que aún así sigue sumergido en el ambiente oscuro.
Ese gesto intenso mientras mira atento hacia mas allá del objetivo es el que por fin queda como elección de un retrato que antes de empezar ya prometía.