Disfruto enormemente haciendo de mi trabajo como retratista, ya sea con un conocido personaje dentro de un estudio o con alguien completamente anónimo durante una improvisada y corta sesión en alguna calle en cualquier parte del mundo. 

En el primer caso suelo conversar con personas exitosas, creativas, llenas de talento y capaces de emocionar con su trabajo o su obra. En el segundo lo que escucho son historias de vida y supervivencia en muchos casos, que hacen que mi perspectiva de la vida, las personas y el mundo en general sea cada vez más sabia.

Hoy el trabajo es en estudio, concretamente en el estudio de mi amigo Juanjo, en Kanau Madrid. Allí me he citado además de con él, con Mónica Regueiro a quien aún no conozco en persona, pero de quien tengo mucha información previa por las cantidad de referencias e información sobre su trayectoria profesional que he podido leer en la red.

Cuando el dia de la cita llega Mónica, lo primero que decidimos de mutuo acuerdo es tomar un café y conversar sin prisa, ninguno la tenemos esta mañana. Durante este tiempo previo, Mónica me transmite muy buenas vibras y eso me da bastante confianza, porque allana el camino hacia una sesión con grandes expectativas de éxito. Ella además de actriz también productora y todo esto y mucho mas me lo cuenta en los minutos que estamos en la cafetería, donde ha comenzado una entretenida conversación con la que me gustaría continuar, pero se nos puede ir aquí la mañana y no darnos cuenta.

-Vamos al estudio, Mónica, y allí seguimos hablando mientras trabajamos, si te parece. 

-Perfecto Pepe, vamos al lío

Una vez allí comienzo a preparar una iluminación lateral muy suave y por detrás un fondo blanco de papel iluminado con una segunda luz que a la vez me servirá de relleno y contraste en el rostro de Mónica. 

Sentada en este sencillo escenario y yo frente a ella sentado también para trabajar a la misma altura continuamos la conversación, que por supuesto nunca se ha detenido y proporciona la complicidad entre fotografiado y fotógrafo tan necesaria para mi flujo de trabajo, al tiempo que observo a través de mi cámara el resultado de encuadre y luz que incide sobre Mónica. 

Ya llevamos varios minutos de charla y trabajo, todo va sobre ruedas, me parece muy interesante el momento en que ella escucha atenta y observa como trabajo en una actitud muy natural y una pose que sale de ella.

A quién está mirando? A quien escucha? A mi o a todo aquel que mire su retrato?
Un retrato siempre termina siendo un diálogo entre el espectador y el retratado, con el fotógrafo como moderador y en este caso queda evidente que así es.