María Hinojosa

Hoy tengo sesión fotográfica con la actriz María Hinojosa a primera hora de la mañana. Tengo que reconocer que apetece mucho este encuentro, máxime ahora que acaba de terminar Mi amor perdido, una película en la que comparte rodaje con otro viejo conocido, Dani Rovira. Además curiosamente, más tarde al acabar con María tengo otra sesión con Dani también y coincidirán algunos minutos en el estudio. Dani no lo sabe, eso se lo guardo como sorpresa.

Me levanto temprano pensando en el tráfico de Madrid que siempre está complicado, pero estas primeras horas de entrada al trabajo aún más, y aunque voy en moto no sé cuanto tiempo me harán perder los atascos. Aún tengo que comprobar y preparar muchas cosas antes del shooting, asi que si quiero tenerlo todo a tiempo y quedarme tranquilo debo ser prevenido y salir temprano hacia el estudio. Efectivamente mis temores son ciertos y tardo casi 45 minutos en un trayecto de no más de 20 en condiciones normales. Pese a ello y gracias al madrugón llego con tiempo de sobra para entrar en calor con un café caliente mientras preparo el set y el equipo sin prisas.
Estos momentos previos a una sesión siempre me han gustado. Me gusta ir pensando cómo será mi próximo invitado en el trato cercano, que resultado buscaré y como prepararé la luz, al tiempo que voy probando ordenando todo sobre la mesa y probando que todo funciona… es como un ritual.
El tráfico vuelve a ser protagonista y culpable ahora del retraso de María que me llama para avisarme de que está intentando llegar, pero atascada a pocos kilómetros. Como tengo todo listo, no me preocupo y aprovecho para atacar mi segundo café, esta vez ya sentado y disfrutando más conscientemente del efecto de la cafeína mientras reflexiono sobre varias cosas y atiendo algún que otro mensaje.

Llega María al estudio y durante algunos minutos conversamos tranquilamente de todo un poco hasta que la invito a que vayamos haciendo alguna prueba antes de empezar en serio.
He preparado un fondo negro, y por delante he colocado una mesa grande también cubierta de negro, donde pido a María que se siente para empezar a jugar de manera relajada, de esta forma puedo ir viendo el encuadre y luz, y los dos nos vamos soltando un poco.
La escena está iluminada con una ventana grande lateral y un gran reflector al otro lado que suaviza el resultado casi como si se tratara de una luz más frontal, pero que al mismo tiempo me deja profundidad en el rostro.

Jugando sobre la mesa empezamos a buscar sin prisa las primeras fotos variando pose y buscando el gesto, María hace que todo sea fácil porque interpreta perfectamente cada cosa que le sugiero y lo hace con mucha soltura.
Estoy ahora buscando algo más, y la pido que se apoye sobre una de sus rodillas para poder ver las manos en el plano, una vez aquí quiero que con un pequeño giro me deje ver ese pequeño tatuaje que lleva en la muñeca derecha.
Lo hace todo de manera natural mientras mira al objetivo con mucha seguridad….