Iñaki Gabilondo
Cuando uno pronuncia la palabra periodista, sin quererlo, acuden a nuestra memoria tres o cuatro nombres como referentes, que forman parte de la historia de la profesión y en algunos casos de la historia reciente de España. Yo desde luego tengo una pequeña selección de algunos que quiero tener en mi galería de retratos y este es sin duda uno de los principales.
He quedado en la sede de Prisa, en la céntrica Gran Vía madrileña, donde me espera Mari Sol que ha sido mi interlocutor para este asalto consentido en la agenda de Iñaki.
Al llegar allí, Mari Sol me acompaña a su despacho, inmediatamente Iñaki se levanta a recibirme y me dedica un atento y cordial saludo en el que ya puedo atisbar lo fructífero de la jornada. Acto seguido, me ofrece un café, estoy casi en ayunas, así que acepto y aprovecho una vez sentado en su mesa, para en pocas palabras intentar transmitir lo poco que voy a pedirle y lo fácil que va a ser. -Pepe, no tengo problema, me pongo totalmente en tus manos. He visto tu trabajo y lo tengo muy claro.
Tras este break, decidimos preparar el escenario allí mismo; va a ser lo mas cómodo para los dos, él puede seguir despachando con sus compañeros los asuntos del día, mientras yo junto a ellos, voy montando tranquilamente y sin prisas. Poco después lo tengo todo a punto. Ahora si, nos quedamos solos, le siento frente a mi, bajo un poco los estores para poder hacerme una idea del efecto de la iluminación y dejar un ambiente mas tenue, termino de ajustar y medir, y estamos listos.
Nada mas empezar le pregunto sobre algunos temas que me interesan, de cara a conocerle un poco mejor, y no se como, pero la conversación va poco a poco centrándose casi en exclusiva en su familia. Me habla con verdadera devoción de sus padres y me cuenta algunos avatares y anécdotas de la infancia junto a sus hermanos. Cuando alguien te habla así de su familia, con tanta naturalidad, al poco de conocerte es que está cómodo y hay cierta complicidad en el ambiente, necesaria por otra parte, para conseguir un buen retrato. Prácticamente lo único que hago es escuchar y observar, disparando mi cámara en alguna que otra ocasión. Medio escondido detrás de la ventana del flash, también yo le cuento algunas cosas sobre mi y también él me observa y me escucha. ClicK!