Fernando Sánchez Dragó

Cual grupo musical de culto, te apasiona o te molesta pero no te deja indiferente, y en el directo desprende algo que hace que sus adeptos sean auténticos incondicionales. Inteligente conversador, devorador de literatura a un ritmo que aun no acabo de asimilar, (capaz de leer mas de un libro diario) y poseedor de una biblioteca a la que, la mayoría de mortales, nos llevaría mas de una vida despachar. Desde hace años vengo fijándome en Dragó, desde el punto de vista del retratista que soy, o quiero ser de mayor. El azar y unos amigos comunes lo han puesto a mi alcance fotográfico y tras un par de conversaciones de móvil, me invita a visitarle y fotografiarle.
Hemos quedado en trabajar en su casa, por la tarde, a una hora prudente, ya que acostumbra a recogerse pronto. Por un malentendido llego media hora mas tarde de lo que debiera y me disculpo al darme cuenta -no te preocupes, me dice, haz lo que tengas que hacer. Pero por poco que quiera entretenerme tengo tajo para una hora larga, así que saltándome mi protocolo habitual de trabajo,no pierdo ni un minuto y empiezo a prepararlo todo nada mas entrar en el salón.
Aunque nacido en Madrid hace ya unos cuantos, proyecta muchos menos años de los que no oculta tener. Sentado con los pies sobre el sofá me ameniza con su charla el montaje de las luces, tiempo en el que intento recopilar la información que necesito para llevar a buen termino la sesión. Pero simplemente escuchándole, fijándome en gestos, ademanes, y con una personalidad extrovertida como la suya, creo que no habrá ningún problema para ello. Al cabo de unos minutos le pido que se levante del sofá y tome asiento en la silla que le he preparado frente a mi. Ajusto y mido luces y empezamos.
Después de unos cuantos disparos, noto que me falta algo, le pido que se ponga las gafas que tiene en la mano y ahora si, no tarda en aparecer un gesto muy suyo, levantando la mirada por encima de ellas, y entonces… ClicK