En Uppers (Mediaset) estrenamos formato de entrevista con Fernando Romay

En Uppers (Mediaset) estrenamos formato de entrevista.

Ante mi objetivo pasarán diferentes personajes del mundo de la cultura, el cine o el deporte en sesiones de fotos donde, además del retrato final hablaré con los ‘modelos’ para saber más del momento de vida en el que están.
Madurez, experiencia, paternidad, debilidades, placeres… Y mucha rebeldía.
En esta primera sesión de ‘rebelados, el ex jugador de baloncesto y medallista olímpico, Fernando Romay.

Que un fotógrafo se entreviste con quien luego va a fotografiar, quizás no sea lo mas habitual, pero lleva siendo mi método de trabajo desde hace tiempo cuando las circunstancias lo permiten, que no siempre. En ocasiones es una entrevista, mientras que en otras es una conversación entre amigos, de la que siempre sale contenido para alimentar el breve texto que acompaña a buena parte de mis retratos. (Menciono esto para dar sentido a esta nueva serie “Rebelados” donde a partir de hoy vamos a ver a distintos personajes conocidos, sometidos a esta fórmula).

Este tiempo compartido con ellos me proporciona siempre la información necesaria sobre el carácter y estado de ánimo del personaje, y lo más importante, crea el clima perfecto para poder trabajar de tú a tú, ya que en mi opinión en un retrato, más allá de técnica o de cualquier novedoso equipo, cobra especial importancia la comunicación entre ambos actores, fotógrafo y fotografiado. Esto hace también que de cada sesión me lleve una vivencia personal, humana y profesional, un tres en uno

He pensado que sería todo un lujo arrancar esta serie de entrevistas con un gran ser humano de nombre Fernando Romay, así que sin pensármelo mas le llamo para preguntar si le apetece enredarse en esto conmigo.

-Buenos días Fernando… -y antes de que pueda explicarle nada ya me contesta.

-Buenos dias Pepe, ¿qué hay que hacer? ¡Sí! sea lo que sea.

Así da gusto, pienso. No tardo entonces en explicarle la idea, y acepta sin poner ni un solo pero.

Evidentemente Fernando no necesita presentación, le avala en primer lugar el éxito en su carrera como deportista, medalla olímpica incluida. Y aunque hoy día a sus 60 años vive lógicamente retirado del deporte activo, por su carácter generoso y carismático en ningún momento ha dejado de aparecer en todo tipo de eventos, medios y programas de TV. Aunque lo que es visibilidad con sus 2,12 mts de altura no le falta nunca.

Tras la llamada telefónica quedamos días más tarde por la mañana en el estudio donde grabaremos. Con él hemos quedado a una hora bastante prudente, aunque el equipo técnico llegamos un par de horas antes para poder poner en marcha toda la maquinaria y que cuando llegue Fernando todo esté mas o menos preparado

Faltan aún 20 minutos para la hora cuando me llega un whatsap de Fernando: -Pepe estoy ya aquí fuera, pero no se qué puerta es. Me asomo y sí, allí me lo encuentro con una sonrisa tan grande como su número de zapatos. Me abraza a modo de saludo, y me veo desaparecido por un momento entre sus enormes brazos como si fuera una mascota. Nada mas entrar lo primero que hago es presentarle a todo el mundo y en el minuto escaso que dura la presentación ya se hace querer, soltando varias chorradas y bromeando con todos como si les conociera de siempre.

No cambia, qué carácter mas increíble, esté donde esté, siempre irradiando eso que tanto predica, lo que él llama el «buenrollismo».

– Bueno Fernando, aún no estamos preparados del todo, faltan algunas cosillas, pero tenemos café y algunos dulces para el desayuno, así que sentémonos aquí a charlar mientras el equipo termina.

Yo estoy a dos bandas pendiente de todos y de todo y conversando con mi invitado, pero veo que aunque me pregunten de vez en cuando, todo el mundo sabe lo que hace y eso de tranquiliza.

– ¿Que quieres tomar?

Fernando me sorprende pidiendo un café solo y huérfano, pero yo tengo hambre así que me agencio un café con leche, generoso de café, y me despacho también un par de croissants porque la mañana va a ser larga. De esto también aviso a mi invitado, que divertido contesta, -no te preocupes Pepe, no tengo ninguna prisa… bueno a comer si que he quedado, ¡eh! 

Conversamos durante varios minutos con la compañía de la cafeína que ya empieza a hacerme efecto y me deja ver algo que ya sabía de antemano, y es que es grande en todos los sentidos y que transmite muy buen rollo. Empezamos con algo que nos importa mucho. Cuando le pregunto como lleva eso de hacerse mayor, confiesa encontrarse rico rico, en sazón, como los guisos de Arguiñano

Se confiesa también como alguien familiar y orgulloso de sus hijos, agradecido por todo lo vivido y los éxitos conseguidos, pero eso si, en constante evolución y sin parar de hacer cosas mientras siga sintiendo cosquillas en el estómago ante los retos que van llegando.