Assumpta-Serna

Assumpta Serna

Amor a la interpretación, esfuerzo y trabajo a partes iguales. Pero además hablar 5 idiomas, y demostrar lo que vale una y otra vez aquí, e incluso mas lejos, al otro lado del charco, donde para la mayoría de nosotros es difícil siquiera soñar con tener una oportunidad. Una persona que tiene mucho que contar y de la que seguro, se puede aprender mucho escuchando. En definitiva una gran actriz. Es por eso que ardo en deseos de robarle un poco de su tiempo, para poder fotografiarla, y parece que lo voy a tener. Ha sido en «First Team» la fundación dedicada a la formación y excelencia de su profesión, que junto a su marido Scott Cleverdon, dirige con pasión desde hace unos años, donde ha querido que nos encontremos. Me he retrasado unos minutos esperando a Andrea, mi nueva ayudante, pero solo 10 minutos mas tarde de la hora prevista estamos allí. Después de preguntar por ella, me dicen que ha llamado, consciente de su cita y de que no llegaba a tiempo. -Podéis esperarla aquí, acaba de llamar, solo tardará unos minutos. Aprovecho pues, para curiosear una interesante biblioteca cinematográfica que tengo enfrente, esos minutos que necesita para llegar, que tampoco son muchos. Assumpta llega y se presenta sonriente, a la vez que se disculpa por el pequeño retraso. Repasa conmigo alguno de los libros que tengo entre las manos y me invita a conocer las instalaciones y método de la fundación donde trabaja. Mientras recorremos las instalaciones, voy buscando el lugar donde preparar la sesión y molestar lo menos posible. Es en una amplia estancia diáfana, junto a un pequeño plató, donde decido montar mis cosas. -Me maquillo, o… ? -Prefiero que no Assumpta, si acaso un poco de base y por mi parte es suficiente, pero si tu quieres, no me importa. -No! Genial! Yo también lo prefiero así, me dice. Me gusta la naturalidad. Voy montando allí mismo mientras ella se dá algún pequeño retoque en un camerino contiguo. Medimos luz y ya estamos listos, yo a un lado y ella al otro de la cámara. La noto muy cómoda, y eso hace que yo también lo esté. Su gesto mientras conversamos, es una sonrisa que hace que dispare varias veces mi cámara, intentando capturarla. La sesión va muy bien, tengo varias tomas que seguro que son buenas, pero voy a buscar algo mas. Cambiamos de postura, ahora totalmente frontal, quiero que mire directo al objetivo. No hace falta que le diga mas, lo hace con un gesto algo mas serio que dura solo unos segundos, otra vez la sonrisa se le escapa y… ClicK!

Luis Varela

Creo que lo que mas me gusta de esto de  fotografiar a personas, es la oportunidad que tengo, de hacerlo a gente con trayectoria, no es por nada, pero me llena mucho poder hacerlo a personajes a los que recuerdo, como a Luis, muy jovencitos y yo también, desde el blanco y negro en los televisores. Por eso cuando voy camino de esta cita, voy como un niño con zapatos nuevos.
Le recojo en Madrid, muy cerca de su casa. Hemos quedado en que vamos juntos, a pasar un tiempo comiendo, antes de meternos en faena con las fotos. Esto nos va a ayudar a ambos a conocernos un poco y crear el ambiente propicio para la sesión fotográfica que vendrá después.
Desde el momento en que montamos en el coche, empiezo a tirarle de la lengua, ya que me interesa mucho los recuerdos o anécdotas que puedan venir de su memoria escénica después de tantos años de profesión. Efectivamente, en absoluto me defrauda, ya que son muchas las historias que vamos hilando, una tras otra, mientras me cuenta como a ido batallando desde sus comienzos. Habla con calma y transmite serenidad, como quien sabe que ya no tiene que demostrar nada, que lo ha hecho con creces. Me encantaría poder plasmar eso en el retrato.
También me habla de su hijo, Cristian Varela. Algo que yo desconocía por completo es que resulta ser uno de los Dj´s mas cotizados del momento. Después de mas de dos horas de historias y anécdotas, paso a montar el equipo en un espacio que me prestan con cariño en el mismo restaurante. Luis me acompaña en todo momento y espera paciente mientras le utilizo para medir y colocar la luz propicia. No tardo mucho, pero necesito algo de tiempo, hasta que veo lo que me gusta..
Empiezo la sesión disparando muy poco al principio y manteniendo viva la conversación, para poco a poco ir hablando menos y centrándome mas en el momento de apretar el disparador. Ahora sentado con las piernas cruzadas y apoyado tranquilamente, me mira con una muy leve sonrisa, y creo ver lo que busco, esa mirada serena de aquel que sabe que tiene los deberes bien hechos.
Enfoco y… ClicK!

Javier Gurruchaga

Javier Gurruchaga

Javier Gurruchaga – fotografia, Pepe Castro

Recuerdo perfectamente la primera vez que vi a Javier. Fué sobre un escenario en Malasaña, allá por los 80. Con una chaqueta a grandes cuadros blancos y negros y la cara maquillada de blanco, cantaba un divertido tema cuyo estribillo decía «Ponte Peluca«, aderezado con movimientos eléctricos y gestos histriónicos. Yo era un jovencito que vivía la emergente movida madrileña con énfasis y comprendí enseguida que alguien así no iba a quedarse en conciertos de barrio y que a buen seguro debía seguirle la pista. Efectivamente, a ese primer álbum, siguió otro no menos curioso «Viaje con nosotros» y luego otro… empezaron las apariciones televisivas en programas como la Bola de Cristal entre otros, y Javier se convirtió en una especie de irreverente showman de moda. Después vino el cine con apariciones en un montón películas, pero sin dejar nunca su banda «La Orquesta Mondragon». Ahora, y tras haber hecho prácticamente de todo, en los últimos años se ha atrevido también con el teatro.
He quedado con Javier en su casa, hoy voy solo y bien cargado para variar, pero voy mas que encantado de poder pasar un par de horas con él. Así pues al llegar al portal llamo al telefonillo -Sube Pepe, le escucho decir
Me abre él mismo invitándome a pasar. Nada mas entrar me llena el olor a libros, ese olor a papel de libros almacenados, como cuando entras en una libreria anticuario. Para llegar a la sala donde trabajaremos hay que atravesar el salón, esquivando libros y discos apilados por todas partes en torres, que desde el suelo me llegan casi por la cintura. Las estanterías que veo están literalmente saturadas, y los pocos huecos que quedan están tapizados con pósters y fotografías. Todo es como un curioso bazar en el que dan ganas de ponerse a rebuscar porque sabes que vas a encontrar muchas, pero muchas joyitas.
-Javier. Tu sabes realmente todo lo que tienes aquí? -Bueno… si, mas o menos. Alguna vez tengo que volver a comprar un libro… aunque sé que lo tengo por aquí en alguna parte.
Mientras monto el equipo hablamos de fotografía, le gusta y conoce a bastantes fotógrafos. Pone música, un disco de Sonny Rollings y eso da pié a que también hablemos de jazz, y de ahí es inevitable que pasemos a hablar del gran fotógrafo del jazz, William Claxton. -Pues en alguna parte tengo un libro suyo «Jazz Life» -Lo conozco, le digo. Desaparece unos minutos, vuelve con el libro en la mano y mientras miramos algunas de esas viejas e increíbles instantáneas del maestro, me dice -Pues también tengo un sombrerito de la época, te parece que me lo ponga para las fotos? -Genial!
Estamos ya en plena sesión, y aunque reconozco que es fotogénico y tiene muchos recursos, estoy buscando algo personal. Me gusta cuando abre mucho los ojos en un gesto suyo, mezcla de sorpresa e ironía, pero no lo quiero forzar, prefiero buscarlo a través de la conversación y seguir disparando hasta que… ClicK

Pepe Rodriguez Rey, foto pepe castro

Pepe Rodriguez Rey

Conozco a Pepe hace ya tiempo. En los últimos 10 años aparte de encontrarmelo en mas de un tinglado gastronómico, he ido a degustar sus recetas, tanto por trabajo como en tiempo de ocio con amigos, pero evidentemente, siempre por placer
Junto a su hermano Diego forman un tándem perfecto para sacar adelante El Bohio, restaurante que abriera su padre en los años 70, sin imaginar que terminaría convirtiendose en un galardonado, pequeño templo de la gastronomía. Diego cara al público y Pepe en los fogones.
Hace años les fotografié juntos, en mi estudio, publicándolo después en una sección que por entonces tenía yo en ABC. Ahora y debido a su merecida fama en el exitoso programa de televisión Master Chef, Pepe tiene demasiados compromisos, y es cuando mas trabajo nos cuesta encontrar el momento para esta pequeña, nueva sesión fotográfica. Es después de tres o cuatro meses de mensajes y whatsapps que conseguimos citarnos. Yo intento que sea en terreno neutral para tener mas tiempo y a Pepe mas centrado, pero no puede ser, demasiadas cosas que hacer, me dice. Quedamos en el restaurante.
Llego al Bohio a la hora en punto, pero me lo encuentro aún cerrado. Por si las moscas llamo a Diego para ver si está sobre aviso de mi visita. -Hola Pepe, yo no se nada, es que estoy de vacaciones, pero empuja la puerta que seguro que están dentro.
Dicho y hecho, entro y pregunto a los empleados que están ya preparando la jornada, pero tampoco saben a que hora llega su jefe, así que decido ir descargando y ganando tiempo. Mientras voy hacia el coche recibo la llamada de Pepe, excusandose por el retraso y avisándome de su llegada en dos minutos.
Una vez allí necesito mover un par de mesas para ubicarme y así se lo indico. Pepe asiente con un gesto despreocupado mientras atiende al teléfono. Termino de preparar luces y fondo, mientras camareros y cocineros comen sin hacernos caso, antes de abrir al público, a pocos metros de nosotros.
-Así de calle, o me pongo la chaquetilla de cocinero? me pregunta al terminar la llamada -Mejor la chaquetilla, le contesto.
Ahora Pepe se sienta en un taburete bajo, casi de juguete, que le he preparado y se apoya en la pared blanca. Disparo mi cámara, sin darle importancia, sin prisa, parando para seguir con la conversación y entre frases disparo de nuevo buscando el gesto preciso. Su teléfono sigue sonando, me mira y sonríe con picardía. Nos conocemos hace mucho, estamos cómodos, no necesitamos mucho empeño para que el clima de trabajo sea bueno y menos para sacar la picardía y la sonrisa de este genio, al que si podemos pedirle mas de tres deseos… siempre claro, que sean culinarios. ClicK!

Carlos-Iglesias_foto-pepe-castro

Carlos Iglesias

Llevo varios días intentando crear un nuevo post, últimamente me faltan horas en el día para cerrar todos los frentes que insensatamente voy abriendo, pero hoy parece que la jornada me da un respiro y tengo la tranquilidad suficiente para hacerlo. Un poco de bossa, y me pongo a ello.
He quedado con Carlos en la plaza de la Moraleja, ya que es un lugar que los dos conocemos y cercano a donde vamos a comer para conocernos antes de la sesión fotográfica. Llego yo primero, hace calor dentro del coche, por lo que decido salir y aprovechar una suave brisa que corre, mientras espero y vigilo los coches que van llegando. Suena el teléfono, veo que es él. -Ya estoy aquí, Pepe, me dice. Rápidamente echo un vistazo a la plaza, intentando identificarle en el interior de alguno de los coches que hay allí parados, pero no lo consigo. -Yo también estoy, le contesto, pero no te veo. En ese momento cambia el tono, y bromeando con el registro de voz de su popular personaje «Benito» contesta, mira pátrás maaacho. En efecto, me ha reconocido y allí está haciéndome señas desde dentro.
Una señora pita algo enfadada porque le bloqueamos el paso mientras nos saludamos. Decidimos que yo iré delante haciendo de guía con mi coche ya que «me conozco perfectamente el camino, que está a solo 10 minutos»
Rápidamente nos ponemos en marcha, arrancamos, me pierdo, quedo fatal, y veinte minutos después llegamos al restaurante.
En la mesa desde el principio prima la cordialidad y, el buen rollo. Hablamos de mi sentido de la orientación, de comida, de amigos, de la familia, de fotografia, y como no, de su nueva película, «Dos francos, cuarenta pesetas» y lo dificil que es dedicarse a este mundo en estos días. Me parece una persona ante todo sincera y muy, muy cercana. A eso hay que sacarle partido… fotográfico. Cipri se acerca casi al final de la comida, y nos saluda, para rápidamente desaparecer en sus labores de director del local.
Estamos ya en ese momento en que o empezamos a trabajar o nos vamos a echar la siesta. Decidimos que lo primero es lo mas sensato, o no, pero nos ponemos a ello.
Tengo ahora a Carlos frente a mi cámara, fondo blanco y luz suavemente contrastada. Quiero que por un momento se olvide del actor, del director, hasta del fotógrafo y la cámara, y mire al objetivo traspasandolo con esa sinceridad con la que me ha tenido casi tres horas retenido a la mesa.
Si, así, con esa… Click!

Blanca-Jara_foto-pepe-castro

Blanca Jara

Una de las caras reconocibles de la serie Gran Reserva es sin duda, Blanca Jara. A pesar de su juventud, a sus espaldas cuenta ya con un serio bagaje en películas, teatro y series de televisión, pero tengo que reconocer que ha sido verla recientemente en «El Clavo de Oro» lo que ha hecho que estuviera deseando conocerla y fotografiarla.
Hago las gestiones precisas y días mas tarde quedamos para charlar y comer en el restaurante de mi amigo Cipri, antes de la sesión fotográfica a la que amablemente ha accedido.
Algún problema que ahora no recuerdo le hace retrasarse, pero me avisa de ello por teléfono. Espero repasando algunos apuntes, hasta que unos minutos después la veo entrar en el restaurante y dirigirse hacia mi mesa. Alta, elegante en el andar, larga melena y regalándome una sonrisa desde varios metros antes del saludo con dos besos, son los preliminares, y así la primera impresión que me deja Blanca es la de un soplo de aire fresco, y la promesa de una excelente velada.
Muy despierta y de conversación inteligente, efectivamente la comida se convierte en una charla entre amigos, en la que me siento tan a gusto, que dos horas parecen a penas… diez minutos.
Se que ha llegado el momento de ponernos a trabajar, y aunque me apetece enormemente porque ya hace rato que estoy imaginando su retrato, de alguna manera no quiero dejar la mesa y la conversación que tanto me gusta.
Nos trasladamos a otra estancia y estamos listos para empezar en poco tiempo, tan solo medir y algún último ajuste. Se sienta frente a los flashes y la observo, quiero aprovechar la desnudez de sus hombros, su larga melena mostrar su dulzura y a la vez transmitir esa frescura que me invadió al principio… quizás demsiado para una sola imagen.
Disparo varias veces, la luz me gusta mucho, es suave y perfila toda la silueta contra el negro del fondo. Durante varios minutos sigo conversando y disparando mi cámara. Tengo en la mente ya varias tomas que creo van a servir, pero continúo. Es difícil decidirme por una y algo me dice que lo mejor está aún por llegar.
Efectivamente, poco después parece que todo lo que quiero se conjura en unos breves segundos, que Blanca me regala y yo aprovecho… ClicK!!

Antonio-Medina_foto-pepe-castro

Antonio Medina

Hace unos dias tuve la suerte de asistir a una entretenida cena a la que acudía mucha gente de la farándula y en la que me reencontré con algunos que habían pasado ya por mi fotográfico punto de mira. En la mesa coincidimos entre otros, Antonio del Real, Luis Varela, Pepe Carabias, Javier Elorrieta, Pepe Ruiz, y… Antonio Medina, al que hasta esa tarde no tenia el placer de conocer personalmente. Evidentemente iba a ser mi próximo objetivo en este afán de recopilar y coleccionar caras de la cultura de mi tiempo. Y esta es una cara que desde luego no pasa desapercibida, es uno de los «clásicos»
Así pues, en el transcurso de la velada quedamos para charlar y comer ya solos, unos días mas tarde, cita que por supuesto daría paso a la obligada sesión fotográfica posterior.
Dias después durante la comida, no puedo evitar fijarme en las posibilidades que me va a brindar Antonio en cuanto al retrato. Su cara es muy expresiva cuando habla, y una peculiar sonrisa burlona ilumina el final de muchas de sus frases. Realmente estoy deseando encender los flashes e iluminarle.
La tertulia que sigue se hace muy amena e instructiva, sobre todo porque hablamos de cine, y de eso Antonio sabe. Me hace multitud de referencias a películas y cuenta infinidad de anécdotas vividas con muchos de los grandes de su tiempo, algunos ya desaparecidos. Me encanta escucharle.
Por fin me toca a mi el turno, y en el apartado acordado con el restaurante, preparo mi equipo. Antonio, mientras tanto, se tumba en uno de los bancos con cojines y dedica estos escasos 15 minutos a una fugaz siesta.
Aun a pesar de los años que lleva poniendose delante de cámaras y espectadores, cuando le llamo para empezar, me confiesa cierto reparo a la cámara fija; como tantos otros compañeros, le digo. Pero no te preocupes, y déjame a mi el peso de la sesión, que esto es mi trabajo.
En cuanto empezamos veo como su reparo se disipa a cada disparo y poco a poco vuelve la naturalidad.  Ahora aparte del veterano actor veo al Antonio que ha charlado conmigo hace unos minutos en la mesa, y su sonrisa…  ClicK!

Juanjo Artero

Ha llovido ya desde aquel adolescente Javi de verano azul, donde Juanjo Artero daba sus primeros pasos interpretativos, con gran éxito por cierto. Ahora es un maduro actor, con tablas en teatro, cine, televisión, un actor con muchos registros y con una voz potente, como los de escuela antigua.
Después de habernos visto en un par de ocasiones de ocio y de haber hablado por teléfono, ya no se cuantas, siempre buscando el hueco donde poder vernos con tiempo suficiente, al fin lo hemos conseguido
Después de alguna vuelta, por despiste mío, para variar, llegamos a nuestra cita de esta mañana. Como amante de los perros, el que salgan a recibirme un par de ellos cariñosos, ya me alegra el día y jugueteo unos instantes devolviéndoles el saludo. Juanjo me recibe con un abrazo, nos invita a pasar, y allá que vamos.
Al entrar lo primero que hago es visualmente ubicarme y preparar el espacio donde montar. Sheila ya me va conociendo y sin que le diga nada, empieza a desembalar bártulos. Es media mañana, esa hora en la que si no te agencias un café, parece que te falta algo y además el estomago sutilmente te lo recuerda con algún quejido. Juanjo debe pensar lo mismo, porque pregunta si nos apetece tomar algo. Al unísono y sin vergüenza contestamos que sí, mientras acabamos de montar.
El escenario está preparado en pocos minutos, así que podemos relajarnos antes de empezar. Con un espectacular almuerzo a base de café y tostadas con aceite y tomate, nos sentamos alrededor de una mesa para dar cuenta de ello y charlar. Aquí se nos vá un rato largo, pero interesante y fructífero, ya que el clima que resulta para la sesión posterior, es realmente estupendo.
Al acabar, cambiamos de escenario por el de trabajo, Juanjo bromea con el fondo portátil antes de empezar, con algunas muecas y poses divertidas, consciente claro, de que aún no estoy preparado, que si no… La verdad es que siempre bromea, es una persona cercana y extrovertida, y esto facilita mucho la sesión.
Mientras hacemos unas primeras tomas, «Yeti» pasa un par de veces por entre los pies de Juanjo, como buscando su momento, y como no, se lo concedemos inmortalizandole junto a su amo en una toma.
Seguimos trabajando y tras algún ingenioso comentario, no recuerdo de que, nos dedica una mirada pícara, pero sincera, que aprovecho en un ClicK!

 

Miguel-Rios_foto-pepe-castro

Miguel Rios

Miguel Rios (Foto Pepe Castro)

Aunque ya llevaba danzando desde que empezara como Mike Rios allá en los 60, en los 80 revolucionó los escenarios con aquel grito de guerra… A los hijos del Rock´n Roll, Bienvenidos» Quien con cierta edad no lo recuerda?
Es para mi, y para quien no? otro de los personajes indispensables en nuestra cultura popular, y de los que me siento agraciado al poder compartir, aunque solo sea, unos minutos, con él.
Hemos quedado en la sede SGAE, aprovechando una sesión fotográfica benéfica que aquí tiene lugar, y en la que hoy colabora junto a otros artistas posando para la creación de un calendario, a beneficio de una asociación de síndrome down..
Llegamos cuando aún están preparando la sesión y maquillando a algunos emocionados chavales.
A nosotros, nos tienen preparado para trabajar ,un lugar en una bonita galería acristalada que dá al patio central, pero aunque lo agradezco, no deja de ser una zona de paso, por lo que prefiero, si es posible, que nos reubiquen en algún otro lugar donde no nos moleste nadie.
Sin pega alguna, enseguida enseguida me ofrecen alternativas, y así, al cabo de unos minutos, en uno de los despachos cercanos empezamos a montar.
Salgo a buscar a Miguel, que me avisan,  ya está esperando. -Tu eres Pepe, verdad? me dice nada mas verme. Vaya! ha hecho los deberes y se ha dado una vuelta por mi web. Genial!
Tengo preparada una silla donde le pido que se siente para terminar de ajustar luces antes de empezar.
Yo, curioso como siempre, ataco enseguida con una batería de preguntas que me asaltan a la mente. Que tiempos, que recuerdos aquellos 80, de los que intento sacarle alguna información.
-Hace tiempo que no salgo al escenario, aunque sigo con la música, me cuenta, cuando le pregunto por el día a día.
Sigo preguntando y disparando, no hay mucho tiempo pero tampoco me mete prisa. -Emplea el tiempo que necesites, me dice, que ya he visto tus retratos y tengo claro que quiero uno…
A la vez que descaradamente le escudriño a través de mi objetivo, él también hace lo propio, o al menos a mi me lo parece, pero con cierto aire de timidez y mucha mas prudencia… ClicK!

Alberto-Chicote_foto-pepe-castro

Alberto Chicote

Alberto Chicote (foto pepe castro)

Soy de los que piensan que el tiempo coloca a cada uno en su sitio, y en consecuencia creo que el éxito es, salvo en contadas ocasiones, un compendio de esfuerzo, saber hacer y tiempo empleado en todo ello.
Chicote ha sido para mi una grata sorpresa, y me ha demostrado con creces que su éxito es mas que merecido. Es una persona con las ideas muy claras, rápido de pensamientos y lo mejor… entrañablemente cercano.
Después de pasar unas horas con él, evidentemente no he aprendido nada de cocina,  pero me ha cautivado el entusiasmo con que habla de su profesión, y me siento identificado por el que yo pongo en mi trabajo, salvando por supuesto las distancias entre el genio y yo, que sigo buscando y aprendiendo en lo mio.
Durante el tiempo en que compartimos mesa, hablamos de varios asuntos, pero sobre todo de lo suyo, de cocina. Cipri, nuestro anfitrión se sienta con nosotros de vez en cuando, en los huecos que encuentra mientras atiende y dirige su negocio, y comparte con Alberto ideas y pensamientos culinarios. Yo entonces, escucho atento los secretos de los maestros.
Al terminar me dirijo a la sala del restaurante que suelo utilizar para montar el set, pero hoy está ocupada por un evento. No hay problema, justo al lado hay un pequeño rinconcito que me vá de perlas, solo tenemos que mover una mesa y tenemos espacio mas que suficiente para trabajar, ya lo he utilizado alguna que otra vez. Aprovecho tambien el respaldo de un sofá para que Alberto se siente y así termino de ajustar la luz, ya con él delante.
La sesión empieza como si no fuera tal. Tanto él como yo estamos tan agusto que no parece sino una sobremesa con fotos de por medio. Me encanta trabajar así, precisamente porque llegado este punto puedo sacar todo el jugo del retratado sin ninguna tensión
Disparo de vez en cuando mientras busco el gesto del Chicote simpático y campechano, el que me ha cautivado en la mesa, y… ClicK!