Pedro Piqueras

Pedro es una de las caras mas vistas y seguidas de nuestro país, por la cantidad de años que lleva en primera linea del periodismo. No solo la cara, tambien su voz es inconfundible y hace ya tiempo que quiero tenerle delante de mi objetivo
He conseguido que nos dedique una parte de la mañana de trabajo en su despacho, en la oficinas de Tele 5 donde según me cuenta él mismo prácticamente vive, ya que llevar la direccion de los informativos requiere a veces mas horas casi de las que dura la luz del día.
Hoy me acompaña Paloma, una buena amiga fotógrafa a la que agradezco que cargue y me ayude con la cantidad de cachivaches que debo desplazar para una sesión como esta. Llegamos con bastante tiempo a nuestra cita y eso me permite aparte de montar el escenario con tranquilidad e ir a por un café de máquina de los que cada día me voy haciendo mas fan, aunque por supuesto sigo prefiriendo el buen espresso de cafetería.
En el mismo despacho y aprovechando el espacio casi como en un juego de tetris preparamos el set y medimos luz para dejar todo a punto, a falta de algun ajuste de última hora una vez llegue Pedro. Cosa ya de poco
Llega poco después de que acabemos los preparativos, y aun con el café en la mano nos saludamos y empezamos una animada conversación, animada entre otras cosas por la coincidencia de que  mi ayudanta, Paloma y él son vecinos sin saberlo hasta ahora, y porque los tres tenemos en común el amor incondicional hacia los perros, de los que todos contamos con mas de uno, y de dos. Realmente es una persona encantadora y extrovertida con una mirada muy característica, que intentaré recoger y capturar en el retrato que vamos a hacer en breve.
Tras una visita a la redaccion que nuestro anfitrión nos brinda para ponernos al dia de como funciona esa maquinaria, pero sin terminar en ningún momento de contarnos cosas, empezamos con la sesión en el rincón preparado para ello. Solo mido y ajusto un poco la ventana de luz y listo.
Ahora tan solo tengo que disparar sin prisa, cada vez que durante la conversacion aparece lo que busco. No hace falta mucho tiempo porque aparece en mas de una ocasión de manera muy natural, y lo aprovecho… CilcK!

Laura Chinchilla

Recientemente he tenido la ocasión de visitar San José de Costa Rica, en un viaje pleno de contenido y actividades programadas por un gran equipo llamado “Fusión Fotográfica” En la agenda llevo también la grata misión de fotografiar a Laura Chinchilla, ex-presidenta y primera mujer en serlo, de ese increíble país.
Tras varios días de intensa actividad fotográfica llega el momento esperado para el cual, Gustavo un colaborador local, nos ha cedido su estudio y equipo. Salvo mi fiel Hasselblad que viene conmigo desde España, todo es amablemente prestado.
Llegamos un par de horas antes que nuestra invitada con el fin de preparar el espacio y la iluminación para que todo quede listo, y así tener un importante tiempo de conocernos antes de empezar a trabajar.
A su llegada al estudio, aún me encuentro ultimando detalles, que ahora dejo ya para más tarde. Pasamos a un saloncito donde hay preparadas una mesa, unas sillas y un pequeño  refrigerio alrededor del cual empezamos a mantener una cordial conversación. Como curioso que soy no paro de preguntar y de escuchar ,sin darme cuenta de la hora larga que pasa en cuestión de lo que me parecen muy pocos minutos.
Allí sentados tomando café y conversando descubro a una mujer de gran carácter decidida, inteligente, y por qué no decirlo todo… muy guapa. Un reto que me propongo afrontar fotográficamente y del que ya voy mentalmente tomando mis notas. Tras este tiempo y una breve sesión de maquillaje pasamos al set donde Dª Laura se sienta ahora frente a mí con actitud abierta, y total confianza confiesa, en el resultado del trabajo que está apunto de empezar. Mi idea, sin decírselo, es precisamente reconocer en este retrato su belleza, pero ante todo esa fuerza y carisma que he descubierto durante el tiempo que ha durado nuestro larga y productiva tertulia-café. Debo poner mis cinco sentidos en ello teniendo en cuenta que repetirlo sería imposible dado los kilómetros que nos separan y la apretada agenda de la ex-presidenta.
La sesión transcurre más tarde manteniendo el mismo hilo conductor, una interesante conversación, y tras unos minutos aparece en un par de ocasiones ese gesto que voy buscando. Disparo cada vez que lo veo dejando continuar la sesión de manera natural y dirigiendo solo sutilmente alguno de sus movimientos hasta que creo tener la seguridad de haberlo conseguido. Ahora sí, pasados solo 20 minutos me parece haber conseguido lo que buscaba y puedo relajarme.
Volveré a San José, pero será a por otro retrato. Este ya está.

Andrés Aberasturi

Tengo buenos amigos en el mundillo periodístico y creo que todos coinciden en que Andrés es un tipo que cae bien, entrañable dicen los que mejor le conocen. Desde hace años le admiro como periodista y siempre he querido conocerle y fotografiarle, pero en ningún momento he tenido ocasión de encontrarme con él. Al final, la vida me pone delante de cada cosa en el momento preciso, y de nuevo caigo en la cuenta de que las mejores cosas suceden cuando deben hacerlo y no cuando nosotros queremos.
Hemos quedado en tomar un café juntos para ponernos frente a frente y conocernos antes de la sesión. Aunque a mi me gustaría no hay mas tiempo, ya que estos días acaba de publicar un libro por el que está en plena promoción y cuya temática le toca fibra de manera muy personal. En «Cómo explicarte el mundo, Cris» se dirige a su hijo quien desde su nacimiento padece una parálisis cerebral. No puedo evitar interesarme por este tema y de primera mano conozco el esfuerzo y cariño, el sufrimiento y desgaste emocional que esto puede llegar a producir a lo largo de toda una vida de amor e incomunicación entre padre e hijo, mientras me lo cuenta tranquilo y con cierta tristeza en el fondo del tono de su voz.
En estos  primeros minutos de cruce de palabras, al tiempo que voy preparando el equipo y el pequeño escenario donde vamos a trabajar, me doy cuenta de que en efecto Andrés es una buena persona, tal y como me sugerían las referencias que de él tenia, se nota en el tono de su voz (aunque a él no le gusta) y en la mirada directa y alegre, salvo en algunos momentos en que inconscientemente la baja y esconde como quien quisiera resguardarse de algo. Intuyo por la conversación que estoy delante de alguien con una vida interior muy rica, y por deformación profesional pienso que en los minutos siguientes debo sacarle partido fotográfico a ello. Un buen retrato tiene que conseguir que el espectador quiera leer lo que trasciende por detrás de la imagen plasmada en el papel y hacerle pensar sobre la persona allí atrapada en ese corto instante. Estoy seguro de que este va a ser uno de esos… buenos retratos
Estamos ya trabajando, frente a la cámara, Andrés actúa de manera muy natural y sin complejos, esperando con paciencia cada uno de mis clicks que ademas siempre se hacen esperar entre uno y otro. Me gusta ahora este momento en el que con la mirada me cuenta toda la verdad de una vida tenaz, pero a su vez parece querer protegerse de algo y eso le hace vulnerable y humano.

Roser

Por estas cosas buenas que tiene a veces el azar he conocido a Roser durante un divertido estreno en Madrid en el que coincidimos, y donde un común amigo nos presenta. Ella llega despampanante y sexi, de modo que rápidamente la prensa la pide que pose ante el photocall de la entrada y durante un par de minutos la acribillan con los disparos de sus cámaras. Yo observo divertido el asunto y espero a que mis otros dos compañeros de hoy hagan tambien su paso por photocall.
Tras el show tenemos la oportunidad de ir todos juntos a tomar unas cañas en un cercano local y allí aprovecho para hacerle una proposición decente. Cuando nos sea posible coincidir de nuevo, posará ante mi cámara.
Han tenido que pasar dos años desde aquel día para volver a hacer coincidir de nuevo nuestras agendas, pero el azar es así y aquí vengo a corroborar una frase que repito constantemente a lo largo de mi trajinada vida «Las cosas suceden cuando tienen que suceder» Si antes no pudimos, por algo sería y si ahora coincidimos, por algo será… El hueco que encontramos es dulce para ambos, yo en un feliz momento profesional con muchos e interesantes frentes abiertos, y ella en mitad de una gira en la que está presentando su nuevo trabajo «Héroe»
En este reencuentro, tenemos ocasión de pasar largo rato hablando de nuestras cosas y es aquí donde descubro a una mujer de apariencia dulce, mirada inteligente, luchadora, apasionada de su trabajo y con bastante carácter, todo hay que decirlo. Tomo buena nota de todo ello, para sacarle partido cuando mas tarde nos pongamos a trabajar.
Un par de horas después, es el momento de dejar la mesa para crear el ambiente de trabajo, iluminar y de conseguir que esa magia de comunicación que hemos continue durante la sesión. En el transcurso de preparación del terreno, yo liado con el montaje de los flashes y ella mientras observa entretenida atiende por teléfono una entrevista con motivo de su nuevo trabajo. Yo centrado en lo mío sigo con los ajustes, me decido por el fondo negro para cerrar lo mas posible la atención en su rostro y acabo de medir la luz.
Cuando acaba con la entrevista la invito a sentarse ante mi en la silla que ya tiene  preparada, y mientras hablo con ella empiezo a disparar mi cámara. Durante varios minutos va dejándome muchos registros que estoy convencido podrían valerme ya para un buen retrato. Aun así sigo disparando entre frase y frase a la espera de encontrar una escena mas sugerente. Paramos un momento para introducir un pequeño cambio en la escena. Solo le acerco el respaldo de una silla para que busque apoyo y paso la melena por delante de los hombros. Vuelvo a mi lugar, miro por el visor y acerco el plano para dejar ver solo un sugerente atisbo de escote. Casi al momento aparece esta mirada serena a través de la cual veo todas sus virtudes, y si, creo que ahora si es el momento justo. Click!

José Sacristán

Haciendo un simil pugilistico este señor si que es un auténtico peso pesado. Una seña de identidad en lo que a interpretación se refiere en nuestro país, un referente donde se miran grandes y pequeños del género y a mi parecer junto a Concha Velasco y Arturo Fernandez uno de los grandes de una época que aún nos quedan en escena, y por cierto sin parar de trabajar ni un día ninguno de ellos.
Toda una responsabilidad para mi esta ocasión única que ha costado mas de un año conseguir, ya que sucede muchos meses después del primer intento de cita. Pero por fin es el momento.
En el teatro del Matadero de Madrid se está representando «muñeca de porcelana» y allí voy hoy con la compañía de mi buen amigo y mejor periodista, Carlos H. Vazquez, ya que este retrato será también portada en DNG Photo Magazine junto con la entrevista que magistralmente firma en los últimos números. De esta manera el tiempo previo que suelo emplear en romper el hielo con cada uno de mis invitados, lo vamos a invertir en las preguntas y respuestas acompañadas de un aromático y para mi muy necesario café, en la cafetería del teatro.
Terminada la entrevista, nos adentramos los tres en las entrañas del teatro, en dirección al camerino del maestro que es donde hemos previsto preparar la sesión. Ya he estado aquí en mas ocasiones y sé que para ello, y debido al poco espacio de que disponemos, tengo que invertir mucho ingenio y poco equipo en iluminar. Pepe prefiere quedarse con nosotros durante este proceso, en el que empleo pocos minutos y que solvento con una ventana soft muy cerca de su cara y un reflector desplegable que se sostiene a duras penas en la estantería para la ropa que queda al otro lado. Todo medido ya y hechas las primeras pruebas empiezo a hablar con Pepe y a disparar mi Hassel, como siempre hago, prudente y mimando los disparos como si fueran los de un carrete en vez de los económicos de una moderna digital. Me hago mayor y aún conservo esa manera de trabajar.
Entre estos no me resulta difícil encontrarle el gesto y la mirada que antes durante la conversación le dije,  «nada forzado, todo natural y termina saliendo Pepe, ya verás»  «Lo se, he visto lo que haces» me contesta él.
Y sale, ya lo creo que sale… ClicK!!

Fernando Ónega

Tengo por norma, siempre que la agenda nos lo permita, comenzar mis encuentros con un tiempo en el que mi invitado y yo solemos romper el hielo y en el que a su vez aprovecho para pensar entre otras cosas, sobre como y por donde le iluminaré mas tarde durante la sesión. Hoy sin embargo quiero dejar todo listo para empezar sin demora el trabajo una vez acabemos en la mesa, vamos algo justos de tiempo y prefiero no perder después ninguno con los preparativos. Así pues llego al lugar antes de la hora de nuestra cita y tras ubicarme en una sala que amablemente nos ceden para la ocasión, me pongo manos a la obra. Estoy en plena faena cuando veo entrar a Fernando en la sala donde aun tengo todo a medio montar. Tras el cordial saludo, me disculpo los minutos necesarios para poder terminar y pasar, ahora si, al salón en el que acompañados de un buen vino y algo de sushi, dedicamos casi un par de horas a hablar de lo divino y lo humano.
A la vista de que el ambiente es realmente bueno, y eso para mi es lo principal, tengo el convencimiento de que la sesión será muy productiva, pero ya solo con este tiempo de charla, el encuentro merecido la pena.
De mutuo acuerdo y mirando el reloj, decidimos cambiar de estancia para dirigirnos hacia donde antes dejamos ya casi todo preparado, a falta de algún matiz.
Del salón donde ahora estamos cojo dos sillas, coloco una para Fernando en el lugar que ya tengo medido, la otra es para mi para trabajar a la misma altura. Con él sentado y mientras seguimos conversando, disparo varias veces de prueba. Tengo una ventana grande como luz principal y un paraguas translúcido, como relleno y para quitar la sombra que se proyecta sobre el fondo blanco. Vista la prueba, corrijo un poco el contraste, afino la medición y ahora si, listo!
Mientras disparo voy buscando una actitud serena que creo que le define perfectamente y la encuentro en varias ocasiones que no desperdicio, aun así la sesión continúa hasta tener la seguridad de que entre estas tomas está la que busco.
Cuando dos días después descargo y reviso, me alegra ver que así es. La tengo!

Celedonio Perellón

En octubre del pasado 2015 falleció en Madrid a los 90 años de edad,  Celedonio Perellón, pintor e ilustrador considerado como iniciador del arte erótico en España. Seis años antes, en una de sus cada vez menos frecuentes visitas a Toledo, aprovecho para citarle en mi estudio. Debido a su avanzada edad, cada vez viene menos a esta ciudad que le acoge con tanto cariño, las rodillas ya no soportan las enrevesadas escaleras de la antigua casa típica que es su vivienda toledana.
Les recojo con mi coche a él y a Teresa, su compañera sentimental, que le acompaña y ayuda en sus movimientos, y nos dirigimos a mi estudio.
Su aspecto es frágil, y sus pasos cortos y fatigados se apoyan en un bastón, que al entrar en la habitación deja apartado en una esquina. Sentado en una silla, posa frente a mi con aire cansado aunque la gorra que lleva calada hasta los ojos le hace levantar la vista para mirar a mi objetivo, dándole cierto aire de arrogancia.
Tras unos cuantos disparos, me levanto, recojo el bastón y se lo pongo en las manos instándole a que lo utilice a modo de apoyo, al tiempo que le invito a quitarse la gorra durante unos minutos.
Ahora si, con las manos  sobre el bastón, cierro el encuadre y lo tengo todo. El artista, sus manos y toda la vida que transmite cuando me mira

Belen Rueda

Si no fuera por que ya voy teniendo tablas, esta cita me hubiera puesto muy, pero que muy nervioso. No tanto por el trabajo en si, algo que técnicamente tengo bastante controlado, sino por el hecho de tener delante a una de las mujeres mas fantásticas y guapas del cine español. Al menos para mi, una de las mejores con unos cuantos metros de diferencia a muchas y muchos. Dicho esto debo reconocer que tengo cierto gusanillo y muchas ganas de conocerla personalmente
Ha sido una cita muy deseada y complicada de ajustar, como tantas otras de esta serie. Dichosas agendas de trabajo que nos tienen trabajando al 200 por cien para vivir al solo 50… en fin.
He conseguido al menos, ese tiempo del que me gusta disponer antes de una sesión fotográfica, en el que aprendo sobre mi invitado y a la vez explico mi pretensión de que esta sea una sesión algo especial. Entiendo que el resultado de mi trabajo no tiene por que gustar a todo el mundo, por supuesto, pero cada uno de estos personales retratos están mimados desde el principio hasta el final.
Estoy sentado en una mesa ordenando algunos apuntes personales, levantando la vista de vez en cuando, esperando que aparezca, cuando la veo elegantemente atravesar el comedor con un aire Marilyn, ante la mirada de mas de uno, que intuyo que si pudiera dejaría la exquisita comida a medias para seguirla entre las mesas y sentarse unos minutos con ella. Por unos instantes me siento el hombre mas afortunado del comedor. Charlando descubro a una mujer de a pié, no me sorprende, con la que coincido en muchos aspectos de pensamiento y de la vida diaria, y familiar.
Mas tarde, preparo el escenario mientras ella curiosea y me ayuda. Termino la labor con ella iluminada por una sola ventana de luz y la pared crema como reflector. Empezamos una sesión que parece ser la continuación de una charla entre amigos, no hay ruptura, no hay presión, no hay nadie esperando para darle unos retoques de maquillaje. Está natural, tal cual ella es.
Empiezo a disparar mi cámara siguiendo la conversación, mientras observo a la elegante mujer y su gesto sereno, veterano, inteligente. ClicK!!

Alex de la Iglesia

Es una cita muy esperada por mi, ya que llevo intentando retratar a nuestro director mas internacional y creativo casi dos años, en los que por uno u otro motivo, siempre con el denominador común de la agenda repleta de obligaciones, no ha podido ser, hasta hoy que no se como pero accede por whatsap y contesta «vamos a hacerlo de una vez Pepe, que ya está bien»
En un principio, quedamos para tener ese tiempo previo que tanto me gusta, durante una comida, en la que siempre puedo recoger la suficiente información que luego me permita sacar petróleo en la sesión. Supongo que en el cine será algo parecido y que no es lo mismo rodar un plano preparado estudiado y localizado que llegar a un sitio e improvisar cámara al hombro. Pero una vez mas se tuercen los planes y en la misma mañana me comunica que no va a poder ser, así que será express, pero será por fin.
Llego pues a su oficina de Madrid, casi a la hora de comer cargado con mis bártulos y tras preguntar por él, espero en una sala de reuniones, donde entiendo que se habrán trabado muchas de sus películas, hasta que aparece Alex y tras charlar brevemente me deja allí mismo para que prepare mis cosas mientras él termina de despachar algun asunto pendiente. No hace un mes que acaba de presentar su última película «Mi gran noche» y ya está preparando la siguiente, me comenta.
La sala está completamente acristalada por lo que voy a tener que pelear bastante para crear el ambiente, y el no haber tenido ese tiempo previo para conocernos y pensar me hace dudar tambien sobre como colocar la luz y por que lado atacar con ella. Me he fijado eso si, en su camiseta negra con el dibujo del presidente de EEUU convirtiéndose en superman que tengo claro que quiero que asome en el encuadre.
Me decanto por fin por una iluminación ancha, fondo blanco y un plano que permita asomar al Obama superheroe lo suficiente, así que a trabajar.
Con todo listo, me acerco a su despacho reclamando ahora su presencia para terminar de ajustar la luz y en breves minutos empezamos por fin con la tan esperada sesión. Al comenzar recuerdo las palabras de un amigo común que en una ocasión me decía que Alex es como un niño con un Heavy metal dentro, y mientras disparo mi cámara sonrío al parecerme descubrir algo de eso en varias ocasiones. En un determinado momento se adelanta un poco en actitud un tanto desafiante y mira sereno, pero con dureza, con una mirada que atraviesa completamente mi objetivo y se clava de tal manera que no puedo dejarla pasar… click!

Fiorella Faltoyano

Fiorella Faltoyano

Una actriz con los deberes hechos. Así podría describir a Fiorella, creo que sin miedo a equivocarme, porque aunque siempre pensemos que nos queda mucho por hacer, también es cierto que llega un momento en que volviendo la vista atrás puedes ver si por donde has pasado queda alguna huella. Y en su caso es evidente que las hay, hay muchas, y espero que siga habiéndolas durante mucho tiempo.
Fiorella y yo llevamos hablando, ya no sé cuanto tiempo, intentando dar forma al encuentro que por fin, ahora es posible. Espero de este, poder sacar tanto un buen retrato suyo, como una interesante velada con una gran profesional y a medida que voy conociéndola, veo que gran persona.
Para ello hemos decidido darnos, antes de la sesión, el tiempo necesario para conocernos fuera del auricular del teléfono, y uno de los mejores sitios que conozco para este tipo de cosas, es en la mesa de un restaurante.
Llegado el momento, un par de horas mas tarde, los dos vamos al lugar en el que improvisaremos nuestro pequeño plató para hoy.
Es en un rinconcito en el hall del restaurante lo suficientemente reservado para no molestar, donde empiezo a abrir bolsas, mientras pienso como voy a preparar el set, y a iluminar a Fiorella.
Lo que debe proyectar este retrato, lo tengo claro. Durante la comida y la sobremesa me ha demostrado su actitud positiva, y esa va a ser hoy mi búsqueda a través del visor. No creo que sea muy difícil.
Preparo una iluminación ancha para dar amplitud a la cara, con el contraste justo para no perder tampoco el detalle de los años vividos, que por supuesto ella no oculta. Listo para empezar.
Tengo a Fiorella delante, ahora sin la cobertura que proporciona la mesa, pero el tiempo y la charla allí empleados ha hecho que llegado este momento el clima sea perfecto y no haya ningún reparo.
Empiezo con unos cuantos disparos de prueba, en los que solo paro un momento para rectificar levemente la luz principal y continúo sin prisas, disparando solo lo necesario. Ahora Fiorella busca un apoyo que enmarca aún mas su sonrisa, y si, creo que la tengo.