Pancho Varona

Dicen las malas y buenas lenguas, que Pancho Varona es la mano izquierda de Sabina. Es mas que posible que así sea, aunque él diga que no, ya que la simbiosis entre ambos parece perfecta, en el escenario y en las largas horas en las que hay que pensar y escribir canciones. De cualquier manera a lo largo de los años ha dejado bien claro que con o sin su amigo Joaquin, él mismo ya es todo un musicazo y ademas una persona entrañable que se ha ganado público y amigos en el trayecto.
Estoy montando y preparando el set en un salón del hotel Wellington, esperando a que llegue. Ya he visto por Twitter, que está al caer, cosa de 5 minutos, ponía. Bueno, lo mío está casi terminado a falta como siempre de pequeños ajustes antes de empezar.
Bajo al Hall y me siento en uno de los sofás a cotillear a la gente que entra y sale mientras le espero. No me da tiempo a cotillear mucho, ya que uno de ellos es Pancho que aparece con un polo negro, barba de varios días y una bolsa en la mano. Tiene el aire de viejo rockero que yo me esperaba, incluso a primera vista me parece verle cierto parecido con Bruce Spingsteen… cosas mías.
-Pancho, le digo mientras me levanto a recibirle
-Eres Pepe? Que tal? Perdona mi retraso tío, ya venia apurado por hacerte esperar.
-Coño Pancho 7 minutos… eso no es esperar.
Subimos juntos al salón donde tengo preparado mi equipo y allí le pido que descanse un momento, no quiero que esto parezca un fotomatón. Sugiero que nos sentemos a charlar un rato, para explicarle lo que quiero hacer exactamente. Se que ha estado muy liado y dudo de si habrá visto alguno de mis retratos antes de acceder a esta sesión o ha venido confiado sin saber que diabluras le esperan. Resulta que si, conoce y ha estado curioseando en mi web, porque me recita de carrerilla varios de los personajes que allí aparecen. Perfecto, entonces solo tengo que darle algunas pequeñas pautas para poder empezar.
Antes de nada, me pide que le eche un vistazo a lo que trae en la bolsa, por si me parece que pudiera quedar bien para la foto. Saca de allí una preciosa camisa de diseño con estampaciones de Los Beatles en blanco y negro, regalo de algún buen amigo.
-Es… “perfecta”… póntela.
Le coloco en una silla y termino de medir. Me pregunta que debe hacer. Nada, ya me encargo yo, tu sigue hablando conmigo. Voy disparando buscando la mirada del simpático «viejo rockero» que he visto aparecer hace unos minutos, abajo en el hall.
Pancho inclina levemente la cabeza, lo justo para descentrar un poco la imagen y… ClicK!!!

Eduardo Punset

Alguna vez os habéis preguntado preguntado, con que personajes españoles os gustaría compartir una tertulia? Yo si, y desde luego en mi caso Eduardo Punset ocuparía uno de los puestos de privilegio. Hoy gracias a mi trabajo, de nuevo voy a tener la suerte de conocer a una gran persona, además de incorporarle a mi galería de retratados.
He venido a recoger a Eduardo a su casa de Madrid. Le estoy esperando junto al portal, entretenido con el curioso escaparate de una tienda de antigüedades, donde ademas se entreoye el sonido de una emisora de radio en francés a la que intento coger algunas frases. Sale Eduardo y me saluda con un ¿Como estás Pepe? Le contesto que regular por culpa de la espalda, hoy me está dando el día. Hace un gesto de disgusto y me acompaña hasta el coche.
Durante el trayecto en coche aunque hablando de tráfico y diferencias entre ciudades, ya puedo recoger varias pinceladas artísticas sentenciando la conversación que prometen una interesante velada.
En el siguiente trayecto, el que nos lleva desde la entrada del restaurante a la mesa es interceptado varias veces por admiradores que buscan una foto con él o un autógrafo rápido. Esto debe ser el dia a dia de Eduardo, porque cumplimenta el trámite con agrado y sin prisas.
Ahora si, podemos sentarnos a la mesa, pedir un refresco y esperar a Cipri, nuestro anfitrión. Dejamos que sea él quien encargue el menú para compartir entre los tres al centro y nos dejamos llevar por los asiáticos sabores.
Durante la comida la conversación no tiene un tema concreto pero si un protagonista y sin darnos cuenta apenas le dejamos tiempo para comer tranquilo, mientras escuchamos entre absortos e ilusionados por la soltura con que se maneja en cualquiera de los temas.
Ya casi terminando, Cipri, señalando uno de los platos del centro le dice, Eduardo, va a querer usted un poco mas de esto? Eduardo le mira, mira la mesa sonríe y contesta. Si, pero de todo, por favor.
Durante todo este tiempo de conversación aprovecho también para observar y pensar un poco en como voy a preparar el posterior retrato.
Hoy he preparado el set en un apartado del restaurante en el que no estoy acostumbrado a trabajar y donde ademas tengo algo menos de espacio, pero con algo de ingenio he conseguido un buen montaje y una iluminación perfecta.
Aviso a Eduardo y le coloco en un taburete giratorio donde me resultara muy fácil si en algun momento tengo que cambiarle la postura. Le coloco con un muy pequeño giro del cuerpo y mirando totalmente de frente.
Quiero un primerísimo plano de su rostro.
Disparo algunas fotos, me encanta como ha quedado la luz. Eduardo sonríe frecuentemente y me pregunta si quiero algun cambio en la pose o gestos. Le contesto que lo que busco es una mirada mas severa, una que he visto en la mesa varias veces. Lo entiende y casi me atraviesa con ella. ClicK!!

Pedro-J-Ramirez_foto-pepe-castro

Pedro J. Ramirez

Hay personas que desempeñan su labor tan apasionadamente que no dejan a nadie indiferente. Pedro J pertenece este grupo de personas, apasionadas y seguras de su trabajo, que para bien o para mal cuentan con incondicionales seguidores y con críticos tan incondicionales como los otros. Mediático, carismatico, elocuente y audaz son adjetivos que le definen independientemente del bando desde el que se le mire.
Con la inestimable complicidad de mi amiga la periodista Esther Esteban, hemos conseguido hacerle un pequeño roto en su agenda diaria para ponerle delante de mi objetivo. Parece ser que voy a disponer de unos 5 minutos tras una reunión de la tarde. Intentaré que sean 10 una vez que estemos en el ajo.
Llego a El Mundo con mas tiempo del necesario, quiero tener la certeza de que todo está preparado al 100% cuando aparezca Pedro J, dado el poco tiempo que a priori voy a tener. Como tengo cita concertada, en control avisan de mi llegada y puedo aparcar dentro a escasos metros de la puerta principal. Menos mal, ya que voy bastante cargado para variar.
Cuando llego al mostrador de recepción, Isabel, su secre, ya está esperándome junto a la entrada. Me reconoce rápido supongo que por los trastos que acarreo y me hace señas para que pase.
Le sigo por la redacción mientras me indica que he llegado muy pronto y la reunión de Pedro J aun durará un rato. Lo sé, le contesto, no me importa, prefiero tenerlo todo listo.
En busca del sitio apropiado, Isabel me da algunas opciones y entre ellas decido quedarme con una sala de reuniones amplia y luminosa a escasos metros de su despacho. Preparo con toda tranquilidad y tengo tiempo al terminar incluso de sentarme y contestar unas cuantas llamadas pendientes.
LLega Pedro J. con su atuendo inconfundible y parece que bastante animado. Soy consciente de mis cinco minutos, mas espero que el tiempo de descuento, y como todo está preparado me pongo manos a la obra.
Sentado ahora frente a mi en la silla que le tengo preparada, mientras contesta a una llamada, voy pensando rápido en como encuadrar este retrato.
Desde luego quiero un plano cercano. Opto por un encuadre horizontal que incluya los hombros y deje asomar corbata y los identificativos tirantes. Encuadro y disparo varias veces.
Hablamos… disparo… pregunto… me contesta… disparo… y Pedro J sonríe, siempre sonríe…
Al final, casi 10 minutos… Click!!

Pedro-J_foto-pepe-castro

Alfonso Guerra

Cualquiera que me conozca un poco sabe de mi pasión por el retrato y de mi afán por aprender. Es por esto que, cuando retrato a alguien con carrera de larga trayectoria, me motivo doblemente, ya que el tiempo que dura mi visita y la sesión es para mi como una breve master class en la materia que competa a mi anfitrión. Siempre queda en mi memoria alguna frase, algún comentario, alguna anécdota enriquecedora y a veces incluso, inédita.
Que duda cabe de que Alfonso Guerra es uno de los personajes que mas ha influido en la política y el pensamiento en los últimos 30 años en España. Que me haya recibido, que me dedique estos minutos y pacientemente se deje retratar, que ademas conteste a mis preguntas mientras le fotografío, es ya aunque breve, una valiosa experiencia para mi.
Llego a la sede de fundación Pablo Iglesias que él mismo preside y allí pregunto por Olvido, ella ha sido mi contacto durante las gestiones previas. Sale a recibirme y me invita a entrar al tiempo que me avisa de que Alfonso está terminando una reunión, pero no tardará.
Aprovecho este tiempo de espera para ver los posibles lugares donde montar el equipo. Veo una sala de reuniones en la que moviendo solo unas sillas tengo un espacio perfecto y allí preparo el escenario para cuando llegue el momento.
Todavia no ha terminado esa reunión, asi que tomo asiento y un café en la sala de espera y alli mismo tengo una agradable sorpresa. Olvido me regala un libro con la obra de un interesante fotógrafo español de principios del S. XX que desconocía y del que la fundación tiene una exposicion itinerante, Luis Ramon «Marin».
Ahora si, aparece Alfonso Guerra, disculpándose por haberme hecho esperar. Yo le quito importancia ya que ha sido una espera muy agradable. Me intereso por la exposición de Marin y él me pone al corriente de todo; tendré que ir a verla en cuanto pueda.
Ya en la sala, de pié ante los flashes, mientras ajusto luces entablamos una nueva conversación. Habla con mucha seguridad, de manera muy educada y contesta con tranquilidad a cualquier cosa que le pregunto.
Mientras hablamos disparo mi cámara varias veces, va impecablemente vestido, todo está perfecto, pero me molesta un reflejo del flash en los cristales de las gafas que no me gusta nada. Quiero captar su mirada a través del cristal, pero sin distracciones. Paro un momento para reparar esto, vuelvo a mi sitio y observo.
Si!, creo que ahora, perfecto… Click!!